La República Dominicana no es, lamentablemente, la única nación del globo donde individuos celosos asesinan a sus parejas. La comunidad neoyorquina, en Estados Unidos, acaba de estremecerse con el asesinato de tres mujeres en apenas una semana; episodios similares han ocurrido últimamente en España e Italia. Allá existen legislaciones y programas preventivos de profundo arraigo que tampoco han erradicado esa modalidad criminal, la cual depende del comportamiento humano frente a explosivas situaciones de convivencia intrafamiliar.
Aquí, la Procuraduría General de la República lleva desde el año 2017 la carga más pesada del Poder Judicial y sociedad en la lucha por desterrar los sistémicos feminicidios suicidios cometidos por hombres, -o mujeres, en menor grado- enloquecidos por los celos, y que constituyen la abominable expresión de la violencia doméstica..
Desde 2017 la PGR ejecuta el Plan Nacional Contra la Violencia de Género, cuyo pilar fundamental descansa en la recepción de denuncias concretas sometidas por mujeres en situación de peligro o amenazadas por sus parejas. Y las cifras ilustran una desproporción grave entre las querellas recibidas y la ocurrencia de tales crímenes.
De las 74 mujeres asesinadas en el 2018, solo 14 presentaron denuncias, mientras que de las 62 muertas hasta ahora en 2019, apenas 8 denunciaron. No obstante, resulta alentador, estimulante y esperanzador el dato suministrado por la PGR de que las 62 víctimas del 2019 es la cantidad más baja de los últimos 14 años, que en total suman 1,295 casos. Una reducción del 25% respecto al año anterior.
Los feminicidios-suicidios contienen un componente de deformación humana y degradación psicológica del atacante, frente al cual la labor preventiva resulta compleja, pues depende de la denuncia de las potenciales víctimas o sus familiares, que motoriza la reacción eficaz de la autoridad competente.