En Haití, los diálogos para salir de la crisis económica y social son de sordos y mudos, mientras se agotó la paciencia de sus interlocutores y esa nación ha dejado de ser foco de atención prioritaria de la comunidad internacional.

Así lo considera el antropólogo Fernando Ferrán, coordinador de la Unidad de Estudios de Haití, del Centro de Estudios Padre Alemán, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en un escrito “Del limbo haitiano a los diálogos aparentes”, quien apunta que el país antillano podrá asomarse a la implosión y al caos, mas no a su “desintegración” y desaparición.

Cree que la falta de respuesta a tanto clamor de malestar da a entender que los de fuera ya están cansados de oir siempre las mismas razones, porque ni los de dentro del país transgreden sus diferencias ni los de fuera saben qué hacer con un caso nacional en franco estado de coma.

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Ferrán cita que después del último concierto internacional fallido, iniciado en 2004 , “ese país ha quedado marcado con la adversa categoría de experimento malogrado; como quien dice, arrumbado junto a países como Afganistán, Yemen, Somalia y otros pocos países desheredados, si no desahuciados de todo tipo de suerte mundana”.

Señala que ni siquiera el reiterado llamado a favor de un contingente militar internacional, con la misión de restablecer el orden, ha sido consecuentemente acogido ni siquiera de parte de la Organización de las Naciones Unidas, al destacar como excepción la ayuda de Canadá.

Indica que en tanto que la población y los diversos grupos de la sociedad haitiana enfrentan el dilema de hacer causa común entre ellos y fundamentar la endeble conciencia de una descompuesta nación de diversas agrupaciones y etnias o consagrarse en la inopia característica del agónico estado de cosas haitiano.

Entiende que si hacen causa común, Haití superará el actual estado de cosas gracias a su propio esfuerzo; pero de lo contrario quedará “ conforme con la esterilidad de un espacio solariego quebrantado y reducido por tanta rencilla e inoperancia a menos”.

Cree que el único destello de luz que queda para salir del túnel en el que se encuentra Haití, proviene del tratamiento que den al acuerdo de diciembre pasado, a favor de la transición inclusiva y unas elecciones transparentes, firmado por el ministro Ariel Henry y representantes de diversos sectores, pero que también ha generado confrontaciones.