En sus series “Ensayos sobre el Infinito” y “Palabras de Vida”, Fernando Varela toca el alma áurea de la palabra textual. Se trata de un festejo airoso del poder revelador de los textos místicos y sagrados universales. Un motivo medular en su obra reciente que es prueba axiomática de cómo los dominios de la espiritualidad, el misticismo y la cuestión de la dualidad esencial de los seres y las cosas, admiten inéditas y radiantes revisiones estéticas y especulares. La de Varela es una obra de efusivo espíritu contemporáneo, acrisolada desde su caldeo filosófico y su obsesiva radicalidad dialéctica y poética…
Como espectacular opening y/o broche dorado de la primera edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIACI 2024), en la Sala de la Rampa del primer nivel del Museo de Arte Moderno, el consagrado artista Fernando Varela presenta una muestra de pinturas y esculturas que se constituye en una elocuente ratificación de la eficacia del remoto y áurico apotegma de que siempre “less is more” (menos es más).
Atribuido sin cautela a los eminentes arquitectos alemanes Peter Behrens (1868-1940) y Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969), así como al brillante neodadaísta y minimalista estadounidense Ad Reinhardt (1913-1967), igual que el símbolo de la esvástica, este concepto infalible es un aporte maravilloso de la milenaria y rica tradición espiritual asiática a la civilización occidental y a toda la humanidad.
Pero ahora lo que se impone es registrar como casi indefectible la labor curatorial de la galerista colombiana Luz Botero al reunir un cuerpo expositivo de notable equilibrio en su materialidad selectiva y museográfica, conformado por 16 obras (8 pinturas y 8 esculturas) definitivamente reveladoras de los radiantes niveles de integridad estética y majestuosidad conceptual que desarrolla Fernando Varela en su más reciente producción.
Nacido en Montevideo, Uruguay, el 19 de enero de 1951, Fernando Varela radica en Santo Domingo desde 1975. Persistiendo sobre sus propias convicciones y búsquedas estéticas, Varela desarrolla una obra de factura especializada, lúdica, reflexiva y una personalidad creadora volcada hacia el abordaje de las incesantes reconciliaciones visibles e invisibles entre lo físico y lo metafísico; entre naturaleza y existencia, emoción y percepción, consciencia y trascendencia.
Durante los últimos tres decenios, Varela arrecia su fuga ante lo representacional, registrando su obra pictórica un consistente proceso evolutivo hasta bordear la no-forma y el minimalismo expresivo a través de unos espacios monocromáticos, activados por una urdimbre proliferante de estructuras geométricas básicas y una gramínea energética pulsional que estalla como flujo sígnico y gestual de ritmos, arpegios y ecos texturales tutelados e impregnados de sutil vitalidad espiritual.
En este trayecto, Fernando Varela, reafirma su condición de artista hipersensible y pensador profundo. Así lo prueba el extracto que ahora exhibe en el Museo de Arte Moderno, especialmente obras pictóricas como “Ensayos sobre el Infinito” (2023); “Palabras de Vida” (2024) y “Clause ups” (2024), además de las esculturas en acero inoxidable y policromado, tales como “Sin título” (2024); “Interiors. Homenaje a San Juan de la Cruz” (2017) y “Perico Ripiao” (2024), cuyo minimalismo constructivo y su esmerada factura estética disparan su magnetismo irresistible.
Aquellas pinturas de superficies caladas por la grisalla cortante y las álgidas refulgencias devienen realidades estéticas radicalmente místicas de una belleza espesa, extasiada y reveladora de un designio discursivo infuso y acrisolador de lo artístico y lo ético. Con esta misma gramática inspirada, Fernando Varela suscita unos espacios pictóricos que operan como electrones afectivos, rayuelas volátiles y relampagueantes reinscripciones o “deletreos” de las magnitudes más abisales, incógnitas e inefables de la vida y la existencia. Se trata de territorios instigadores de la súbita perplejidad del espectador por su perceptible densidad imagética y significativa.
En la poética de Fernando Varela, vida, naturaleza, cosmos, hábitat, materia, espíritu, hombre, mujer, existencia, emoción, sentimiento y pensamiento, además del caudal místico cifrado en los textos poéticos, sagrados y sapienciales unánimes y universales, devienen dominios analépticos y generadores de inéditas tentativas estético-simbólicas.
Pero, a pesar de su espesura conceptual, los espacios pictóricos de Fernando Varela no provocan emociones ácidas ni de ira ni aflictivas ni de ninguna clase de exaltación sombría. Más bien, operan como disparadores sensibles y extáticos del pensamiento alrededor de las devastaciones ontológicas de la humanidad y sobre la maravillosa preciosidad de lo infinito, lo efímero, lo paradójico y los grandes enigmas espirituales.