El coordinador de la Unidad de Estudios de Haití y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Padre José Luis Alemán, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), expuso que la superación del pueblo haitiano más allá de sus propios males pasa, de forma indefectible, por la concepción y puesta en práctica de un Estado político funcional, es decir, a la hechura dentro de lo posible en formación.
El antropólogo Fernando Ferrán plantea una forma de gobierno colegiado e que integre las etnias que dominan ese territorio.
Señala que debe dejarse atrás el discurso racial y promover los valores de justicia, equidad y sostenibilidad ambiental.
“La funcionalidad de la República de Haití, inexistente aún hoy por hoy, requiere que por fin se deje de recurrir a un típico modelo occidental de república, pero en tanto que desarticulado por un discurso racial ideologizado por la preferencia del color de la piel de algunos y no en función de los valores y las razones objetivas que avalan la superioridad de la justicia, el bienestar común de la población, la sostenibilidad de los recursos naturales renovables y la consecuente universalidad de las leyes sobre todo y todos”, indica Ferrán.
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Manifiesta que ha llegado la hora en que los haitianos lideren y conduzca la refundación de su propia independencia política. Para esto deben institucionalizar un estado de cosas republicano gracias a un modelo relativamente autóctono de representación y de ejercicio del poder.
Afirma que la representación democrática en Haití pasa por asumir las cinco o más de sus principales etnias -repartidas en sus departamentos regionales y llegando a nivel municipal- y así facilita que todas ellas sean congregadas en un poder ejecutivo de corte republicano pero no necesariamente occidental, -no unipersonal o bipersonal, sino colegiado.
“Esta colegiatura resultaría ser una adaptación haitiana intermedia entre el consabido consejo de ancianos y la versión europea tallada por los cantones y el anonimato presidencial helvético o esculpida por los vaivenes regionales y parlamentarios belgas”.
Ferrán recuerda que a raíz del sismo acontecida el 12 de enero del año 2010, el embajador dominicano en Puerto Príncipe en la época, Rubén Silié, planteó la necesidad de “refundar Haití para indicar que de los escombros debe surgir un nuevo país que no solamente exhiba nuevas edificaciones, sino una sociedad institucionalmente transformada, con una nueva visión del desarrollo, un país descentralizado y desconcentrado, con un tejido social más compacto y mucho más integrado”.