Pregunté al tiempo,
¿Dónde está el final del camino?
no tengo la respuesta, yo solo sé caminar
tu respuesta la tiene solamente el destino
búscalo en tu alma, ahí lo podrás encontrar
Muy oculto en un rincón triste y obscuro
lo pude al fin hallar, y lo mismo preguntar
¿dónde está el final del camino?
no tengo la respuesta, yo solo sé llevar
si le preguntas a la vida, ella lo podría aclarar
Y a la vida le hice también, la misma cuestión, no puedo decirte lo que tú quieres saber
yo solo soy la energía que te permite mover ni el final ni el principio son de mi decisión el futuro, es el que tu duda puede resolver…
Decidido a encontrar la respuesta real
al futuro pregunté si sabía donde está el final
Eso no lo hallarás dentro de una bola de cristal y la respuesta solo sería intención de adivinar intenta con la muerte para tus dudas despejar
Como la última de las opciones le dirigí a la muerte la pregunta sin respuesta que me atormentaba para saberlo ahora mismo, no tienes tanta suerte solo te queda esperar, me dijo muy sonriente mientras con sus cuencas vacías me miraba…
Solo espera un poco… un poco nada más, Autor: Mortaliss
A principios del mes de diciembre del año pasado, mi esposo Rafael y yo nos pasamos 8 días en La Habana. Constatar los resultados del socialismo real, la penetración acelerada del capitalismo, el deseo del pueblo cubano de tener cosas, después de décadas de carencias y limitaciones, nos obligaron a pensar, re pensar, reflexionar sobre el devenir de la historia.
Me costó ver cómo se desgarraba, destrozaba en pedazos la utopía revolucionaria del cambio. Constaté que la igualdad buscada y soñada se hizo hacia abajo, todo el mundo pobre; pero constaté también que los dueños de la situación se convirtieron en una privilegiada casta que disfrutaba de la abundancia, mientras el pueblo sufría, y buscaba la mejor salida a su situación: la huida hacia otros lares, en búsqueda de menor fortuna.
Ese viaje a Cuba me retrotrajo a mi infancia y adolescencia. Mi padre había vuelto a China después que se casó con mi madre en el año 1947. Pensaba en formar su familia en su amada aldea, pero de repente se desató la guerra sin cuartel entre Mao Zedong y Chaing Kai She. Tuvieron que regresar en 1949. Se convirtió en un hombre apasionadamente anti comunista, pues decía que el pueblo chino sufría profundamente, que su signo era el hambre y la desesperación, por esta razón, partía, huía a cualquier parte para sobrevivir en cualquier tierra que lo acogiese. Recordé las charlas-monólogos de papá hablando sin descansar sobre el terrible peligro del comunismo. Unas palabras que eran escuchadas por sus hijos, algunos de los cuales éramos jóvenes rebeldes, soñadores, utópicos, que creíamos en las bondades de un mundo que afirmaba sería mejor. Él, papá, lo sabía, y ahora adulta, habiendo partido hace ya 29 años, entiendo que su insistencia era una manera sabia de persuadirnos.
Después de una larga y dolorosa “Guerra Fría”, que en la realidad era muy caliente; del desarrollo de una economía armamentista que puso al mundo en vilo. Lo cierto es que el socialismo mundial se resquebrajó. La utopía revolucionaria en la antigua Unión Soviética y todos sus satélites se desintegró con la llamada Perestroika. Hoy Rusia, con Putín a la cabeza, intenta recuperar el poderío perdido. En China, aunque existe el control del partido, la economía de mercado se ha hecho dueña, y de pobreza, se ha convertido en poco tiempo en una verdadera potencia construida sobre el híbrido capitalismo en la economía y la dictadura del partido. Se unieron las dos Alemanias, el muro de Berlín fue destruido, que era el símbolo de la división.
Y mientras el socialismo se resquebrajaba y desaparecía, Cuba se aferraba a su posición. Y comenzó lo que ellos denominan “la época especial” de finales de los 80 y toda la década del 90, que en realidad fue una crisis económica cuando le quitaron la inyección de sobrevivencia que provenía de la Unión Soviética.
Como dije al inicio de este artículo, al visitar Cuba y constatar que su discurso identitario antiimperialista, ha perdido sentido, aunque se aferren hoy a una ideología desgastada y retomada con la muerte de Fidel.
Entonces recordé el polémico libro publicado en la década de los 90, que nos dejó a todos boquiabiertos. Me refiero a Francis Fukuyama, el profesor universitario, influyente politólogo de los Estados Unidos, y de origen japonés, cuyo libro “El fin de la historia y el último hombre”, fue publicado por Free Press en 1992. Su impacto fue tan grande que casi de inmediato fue traducido a más de 20 idiomas. Su libro más reciente es “Los orígenes del orden político” –Theorigins of politicalorder-, publicado en abril de 2011. El segundo volumen fue publicado en noviembre del 2014, cuyo título es Political Order and PoliticalDecay.
Cuando el libro salió a la luz pública, lo compré y devoré de inmediato. Incluso le pedí a los estudiantes que lo compraran y hasta lo asigné como lectura obligatoria en la clase de Historia de las Ideas Políticas. Las ideas tan críticas, generaron reacciones de un lado y otro. Hoy, 25 años después de su publicación todavía tienen vigencia muchas de sus ideas.
Francis Fukuyama escribió el libro que lo llevó a la fama “El fin de la Historia y el último hombre” en 1992. Primero salió como artículo, y al ver el impacto, amplió su contenido y publicó en forma de libro. Plantea que en la historia humana concluyó la lucha entre las ideologías. Gracias al triunfo en la política y economía de libre mercado, que ganó la batalla tras el fin de la Guerra Fría.
El autor demuestra una gran formación. Buscó en los clásicos para organizar sus ideas. Recurrió a la idea del Thymos socrático, en el idealismo alemán, en Hegel, idealista alemán, y en alguno de sus exégetas del siglo XX, como Alexandre Kojève. Su punto principal es que ante el fracaso del socialismo y el capitalismo, lo único que le queda a la humanidad es el capitalismo, la economía de mercado. Y el punto más interesante es que para Fukuyama las ideologías ya no eran necesarias, pues la economía es la guía de todo y han sido sustituidas por la Economía.
En «El fin de la Historia y el último hombre», Fukuyama intenta enfrentar toda la teoría marxista, especialmente al materialismo histórico, y se regodea afirmando que tanto en Rusia como en China había triunfado la economía de mercado. Se agotó el tiempo. Sobre este tema intento desarrollar una serie. Hasta la próxima.