La presencia de huracanes y tormentas tropicales en República Dominicana, además de provocar múltiples efectos negativos alrededor de las vidas humanas, las viviendas, las infraestructuras públicas, las industrias, etcétera, sirven para visibilizar la naturaleza y el tamaño de la pobreza, la inequidad, la desigualdad y la exclusión, que existen en todas las regiones de RD. Los huracanes figuran entre los desastres naturales que causan más muertes en la sociedad dominicana.
Siempre ha sido igual, desde San Zenón (1930), David (1979), Georges (1998), Dean (2007), Noel y Olga (2007), hasta Fiona (2022), aparecen sonrientes en los medios de comunicación los líderes de los principales grupos corporativos, anunciando con bombos y platillos sus respectivas donaciones millonarias, con las cuales se pretende mitigar los daños causados por los fenómenos atmosféricos. En el caso más reciente, el de Fiona, el populismo corporativo dominicano ha estado super activo. Por ejemplo, las ayudas van desde 25, 50 y 100 millones de pesos, hasta 500 mil dólares.
Las millonarias y dispersas ayudas post huracán Fiona, anunciadas por miembros del sector corporativo dominicano, son visibilizadas con los mismos niveles de hipocresía y de falta de respeto a la dignidad humana, que lo hacen los políticos demagógicos cuando quieren que los ciudadanos voten por ellos para ocupar una posición política determinada. Las prácticas ilícitas e inhumanas del sector corporativo, jamás podrán ser enmendadas con ayudas oportunistas y populistas. Hoy, las audiencias todo lo ven, lo comentan y lo enjuician.
A diferencia del populismo, la responsabilidad social corporativa es un quehacer continuo, ético, sincero, honesto, transparente e integral, que planifican, ejecutan y controlan las empresas que piensan, deciden, actúan y hablan desde la perspectiva de la ciudadanía corporativa socialmente responsable y creíble. No hay que esperar la ocurrencia de un huracán para anunciar y poner en ejecución acciones preventivas, que ayuden a salvar vidas humanas, viviendas e infraestructuras públicas. En cualquier parte del mundo, el populismo corporativo solo sirve para encubrir las consecuencias negativas derivadas de malas prácticas.
En el marco de los estragos provocados por el huracán Fiona, en muchas localidades vulnerables del país, la respuesta dada por el sector corporativo dominicano, ha sido populista, sínica, hipócrita y demagógica. En la realidad actual, es ridículo pretender recuperar reputación, credibilidad, confianza e imagen pública, aprovechando los efectos negativos de un huracán, para anunciar ayudas millonarias populistas y mediáticas, buscando con ellas tapar las huellas de la pobreza extrema.
Los holgados estilos de vida que rodean a los líderes de los principales grupos corporativos dominicanos, no les permiten pensar y ver los altos niveles de pobreza, inequidad y de desigualdad que existen en las diferentes regiones de RD. En definitiva, es puro teatro que los empresarios locales, para ayudar a erradicar la pobreza extrema, tengan que ver los efectos devastadores de los fenómenos atmosféricos.
En República Dominicana, igual que muchos países del mundo, los representantes del sector corporativo, tienen serios problemas de reputación, credibilidad, confianza, permiso social e imagen pública. Hoy más que ayer, los intangibles de los viejos y jóvenes empresarios dominicanos, se han visto muy afectados por asuntos relacionados con la corrupción, la impunidad, el soborno, el abuso de poder, negocios ilícitos, las malas prácticas gerenciales, así como el origen dudoso de sus riquezas materiales. Son muchos los ciudadanos dominicanos que conocen la concepción rentista y poco filantrópica de los representantes de los grupos corporativos más importantes del país.
El populismo corporativo es una característica de aquellas sociedades donde sus élites política y empresarial, dicen sentirse orgullosas de un crecimiento económico excluyente e incapaz de erradicar los altos niveles de pobreza extrema que subyacen en los mismos entornos generadores de riquezas materiales. Por ejemplo, es inexplicable que en la Región Este de RD, lugar donde operan los más importantes emporios turísticos locales y foráneos, el huracán Fiona haya puesto en alto relieve el rostro de la pobreza.
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Los empresarios dominicanos, igual que los políticos, gestionan la pobreza como estrategia para alcanzar logros tangibles e intangibles. Los viejos y jóvenes empresarios dominicanos, así como los líderes políticos, tienen plena conciencia de que el modelo económico que han logrado construir y mantener, solo genera riqueza y prosperidad para un reducido grupo. En cambio, su cacareado crecimiento opera al margen de un desarrollo social integral y sostenible.
Pocas veces en la historia dominicana, un sector social ha mostrado tan bajos niveles de credibilidad, ética, confianza e imagen pública, como los que rodean al corporativo actual. Un segmento importante de los ciudadanos dominicanos no cree en la sinceridad, en la vocación de servicio, en la solidaridad y en la responsabilidad social que llevan a cabo los líderes de los principales grupos corporativos de RD.
Al fin y al cabo, las ayudas millonarias post Fiona de los grupos corporativos dominicanos, las cuales son difundidas sin ningún tipo de filtro por los editores económicos de los medios de comunicación, provienen de los que se han quedado sin viviendas, sin comida, sin agua, sin energía eléctrica, sin puentes, sin escuelas, etc., ya que son ellos los que compran con sus escasos recursos financieros, los productos y servicios que fabrican y comercializan las empresas que hoy anuncian ayudas millonarias populistas.
En síntesis, es como ha dicho la jefa de redacción del periódico Hoy, Marien Aristy Capitán: “Hoy, desnudos, nos quedamos sin decoro. Expuestos, aunque pronto olvidemos a quienes tendrán que rehacer sus vidas con la dignidad maltrecha, echamos mano de la caridad que ofreceremos mientras acallamos la conciencia porque al final, como siempre, les dejaremos en abandono y soledad. ¿Oportunidades? ¡Jamás! (Periódico Hoy, 22 de septiembre, 2022)
¿Existe algún tipo de relación entre los que hoy anuncian ayudas populistas millonarias, buscando con ellas supuestamente mitigar los múltiples daños provocados por el huracán Fiona en diferentes comunidades de RD, y los que invierten enormes cantidades de dinero pagándoles a abogados, economistas, comediantes, periodistas y a comunicadores sociales con mala reputación y escasa credibilidad, para que defiendan a capa y espada los negocios ilícitos, indignos y parásitos que llevan a cabo las AFPs de los bancos comerciales y las ARSs, alrededor del mal llamado Sistema Dominicano de Seguridad Social actual?
En el ADN del sector corporativo, subyacen factores como: el populismo, la ambición irracional, la angurria, la codicia, el apego sin límites a la renta, la corrupción y el amor ciego a las riquezas materiales. Las acciones populistas que lleva a cabo el corporativismo dominicano podrían ser más creíbles y útiles, si éste se enfocara en desarrollar esfuerzos conjuntos e integrales, capaces de crear mecanismos efectivos que ayuden de manera continua a las comunidades y a sus habitantes a enfrentar con efectividad los avatares que se derivan de los fenómenos atmosféricos. ¿Son sinceras las ayudas provenientes de los grupos corporativos dominicanos, para mitigar los efectos del huracán Fiona?