El teatro ‘El Globo’ de Shakespeare, en Bankside, Londres. Una reconstrucción muy cercana al real de 1599 basada en la evidencia disponible, cerca del sitio original.
Por: Bienvenida Polanco Díaz
El ‘First Folio’, publicado en 1623, es una de las grandes maravillas de la literatura universal. La edición fue terminada siete años después de la muerte de Shakespeare, la primera que recogía en colección sus piezas de literatura dramática. Sin ese libro, se hubiera perdido parte significativa de las obras del autor inglés.
Una serie de celebraciones de diversa índole se han llevado a cabo durante todo el año 2023 en Inglaterra y el mundo para conmemorar el cuarto centenario de aquella extraordinaria primera edición impresa.
El término Folio, como el Cuarto, se refiere al formato en el que podían aparecer las publicaciones de la época; mientras el Cuarto indica que el papel se dobla dos veces de forma que quedan ocho páginas impresas, el Folio se dobla una sola vez, con cuatro páginas impresas. Las obras teatrales solían publicarse en Cuarto. En el caso de Shakespeare aparecieron dieciséis así, fechadas en diferentes años entre 1598 y 1609. El ‘Primer Folio’ fue el primero impreso en Inglaterra que contenía únicamente piezas de literatura dramática.
El canon Shakespeare
El genio de Shakespeare ha trascendido épocas, países y lenguas, hasta el punto de que sus obras resuenan en la cultura universal con un lenguaje y una amplitud semejantes a los que poseen los mitos más antiguos. Lo que se considera el Canon Shakespeareano consta de treinta y siete obras de teatro; treinta y ocho si contamos ‘Las dos nobles parientes’, y treinta y nueve si se incluye a ‘Eduardo III’ (Taylor 1990). Los especialistas suelen atribuir completa autenticidad de autoría a la colección de piezas de escritura teatral contenidas en el ‘First Folio’ -cuyo título original es ‘Mr. William Shakespeare’s Comedies, Histories and Tragedies’-
El conjunto no incluía otras piezas de posteriores compilaciones consideradas hoy día también de su autoría: ‘Pericles, príncipe de Tiro’, ‘Los dos nobles caballeros’ y dos obras hoy perdidas: ‘Cardenio’, inspirada en el personaje cervantino, y ‘Trabajos de amor ganados’, considerada secuela de ‘Trabajos de amor perdidos’. Piezas incluidas en el First Folio que no habían sido publicadas en vida del escritor y se evitó se perdieran: Macbeth, Noche de Reyes (Twelfth Night), Julio César, Medida por Medida (Measure for Measure) o La Tempestad (The Tempest).
En el siglo XVII rara vez se imprimían las obras de literatura dramática –destinadas en principio sólo a la escenificación- pues editar un libro implicaba inmenso trabajo físico, y gran inversión. Tras una exitosa carrera como dramaturgo en Londres, William Shakespeare murió en 1616. Dejó dinero en su testamento para que tres camaradas de los Hombres del Rey –su compañía de actores- John Heminge, Henry Condell y el actor principal Richard Burbage, compraran anillos de luto para recordarlo.
Aquel mismo año, el amigo de Shakespeare Ben Johnson, también dramaturgo y poeta, publicó una recopilación de su propia obra, un acto de autopromoción inusual y costoso. De acuerdo con el biógrafo Frank Hallyday (1957) la edición de Johnson pudo haber inspirado a Heminges y Condell a honrar la memoria del autor de Avon para reunir en libro una selección de sus piezas dramáticas.
De códices, manuscritos y ediciones príncipe
La falta de leyes que protegieran la propiedad intelectual en la época implicaba que cada texto fuera en sí valioso y usualmente existían muy pocos ejemplares, los cuales eran foco de la codicia para los agentes de espectáculos, quienes solían adueñarse y piratear. Era usual que las ediciones se produjeran sólo cuando ya las piezas no eran del gusto a la moda del público, y por supuesto era posible que llegaran a imprimirse en versiones ya corruptas.
No existe conservado ningún manuscrito autógrafo de Shakespeare; en cambio se conservaron veinte obras que fueron publicadas en vida del autor.
Sucesivas ediciones del Canon original aparecieron en el siglo XVIII y fue en el XIX cuando empezó a considerarse al dramaturgo como un clásico. A partir de la primera mitad del siglo XX, con los estudios de Frank Percy Wilson y J. Dover Wilson se trazaron nuevas pautas de aproximación. Se penetró la superficie impresa de las obras a fin de precisar el tipo de manuscrito utilizado por el impresor y determinar el grado de calidad. De esa forma se podía establecer la procedencia de los textos impresos conservados: si de un manuscrito del autor; de un manuscrito especialmente preparado para hacer la primera edición Folio; de ejemplares utilizados durante los ensayos de los actores, etc.. Entre 1871 y 1873 apareció una edición definitiva: ‘The Cambridge Shakespeare’, de Clark, Glover y Wright. A partir de entonces se abordaron todos los aspectos imaginables del canon Shakespeare. Posteriormente el enorme esfuerzo de las ediciones The New Cambridge, -y la innovadora- The Oxford Press, con ortografía moderna y extensos comentarios textuales las convierten en imprescindibles.
El First Folio en Facsímil
Se imprimieron unas 750 copias del Primer Folio de 1623; 235 sobrevivientes con 50 copias todavía en el Reino Unido, incluidas tres First Folios in Stratford-upon-Avon lugar de nacimiento del autor; 149 en EE. UU. y 36 en otros rincones del mundo incuidos Tokyo, Sidney, Stttugart, Berlín, Padua… nueve figuran como «desaparecidas»; más de una veintena pertenecen a colecciones privadas; 15 First Folios permanecen en Londres, incluyendo cinco en la British Library.
Justo la Biblioteca Británica ha publicado un Primer Folio facsímil verdaderamente auténtico (en tamaño, papel, apariencia y tacto) para celebrar el 400 aniversario de su original edición. La fuente facsímil es el maravilloso «Phelps-Clifford First Folio», una rara «copia completa» calificada IIB por Sidney Lee, que es una de las cuatro copias que contienen el grabado de Shakespeare Droeshout –el rostro del dramaturgo- en su forma más antigua, sin corregir.
La Folio Society conmemora a William Shakespeare y el 400 aniversario del Primer Folio con una magnífica nueva edición de ‘The Complete Plays’ , cada juego elaborado meticulosamente a mano por artesanos, artistas de la creación de libros, en la encuadernación Smith Settle, en Yorkshire. Las elegantes encuadernaciones, inspiradas en los bordados en negro del siglo XVI, son de lino y seda, tejidas en un telar de jacquard en Stephen Walters & Sons en Sussex, y las exquisitas ilustraciones son de Neil Packer, un reconocido maestro de ese arte. Dame Judi Dench y Gregory Doran, director artístico emérito de la Royal Shakespeare Company, han escrito el prólogo y la introducción de esta edición histórica de sólo 1.000 conjuntos numerados a mano.
¡Viva Shakespeare, por siempre! Con su amigo Johnson podemos decir: ‘’He was not of an age, but fo all times’’. “No perteneció a su época, sino a todos los tiempos.’’//