Flérida Tavárez residente en Los Girasoles, municipio de Santo Domingo Oeste, se levanta todos los días esperando que Dios habrá caminos para proveer para su familia y cumplir con sus compromisos económicos.
Tavárez manifestó que, con la pandemia, tuvo que cerrar su negocio de tapizar y que la situación se ha complicado más porque los precios de la canasta familiar han aumentado. “Para yo hacerme un chocolate con leche, pan con mantequilla y queso para desayunar, a mí se me van 200 pesos y para el almuerzo 500”, sostuvo.
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Destacó que antes del covid-19 no compraba pan a diario, pero ahora ha tenido que sustituir lo que comía por este sustento, porque todos los demás productos son más costosos. “A principios de la pandemia a uno le iba mejor porque el gobierno le ponía su canasta en la puerta, pero ahora todo está caro, el huevo, la berenjena, todo está caro”, apuntó.
La madre soltera aseguró que, en sí los costos de los alimentos están altos, pero gracias a la ayuda de sus familiares residentes en el extranjero y a la tarjeta que el gobierno le ha dado, ella puede comprar un poco de arroz y un galón de aceite haciendo un gasto de 1,650 pesos para pasar el mes.
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Sin embargo, confiesa que a su hija menor, Yafreisi, quien es madre de tres hijos, no le ha ido bien, porque no ha recibido ayuda del gobierno de ninguna índole. “Ella gasta 1,500 pesos solo en leche para sus hijos y yo soy la única que ha podido darle una mano».
A pesar de todo, Flérida dice que se siente agradecida de Dios. “Yo les exhorto a las madres solteras que confíen en Dios, y que no se vayan por el camino de la corrupción, sino que, en medio de esta situación, mantengan su mirada en él.