Iniciamos 2025 con corazones llenos de esperanza y determinación, unidos por una causa que trasciende generaciones y fronteras: el futuro radiante de la República Dominicana. En este momento de reflexión y visión, quiero compartir con ustedes un enfoque optimista, un sueño que albergamos en el corazón y que nos inspira a luchar por una nación donde la protección de la infancia, el apoyo a la familia y una visión optimista del mañana se entrelazan en un nuevo renacimiento.
Imaginemos por un momento una República Dominicana donde cada niño y niña sea el protagonista de una historia de éxito. Donde sus risas sean la melodía que guíe nuestros pasos hacia un futuro mejor. Cada pequeño rostro, una promesa de oportunidades y prosperidad. En este renacimiento, el brillo de los ojos de nuestros jóvenes será el faro que ilumine un camino hacia un mañana lleno de posibilidades.
Nuestra infancia merece un espacio seguro, lleno de amor y comprensión. Debemos unir fuerzas para crear políticas que protejan sus derechos y fomenten un ambiente propicio para su desarrollo integral. Una educación de calidad, accesible para todos, es la semilla de un futuro floreciente. Pero, además, debemos nutrir el espíritu de solidaridad y respeto desde los primeros pasos de nuestros niños, para que crezcan en un mundo donde los valores humanos sean su guía.
La familia es el núcleo de nuestra sociedad. Una familia fuerte y sostenible es el cimiento de un país próspero. Aseguremos que nuestros hogares sean refugios de amor y apoyo, donde cada miembro encuentre su voz y su lugar. Con políticas que respalden a los padres y madres, podremos construir familias resilientes que enfrenten juntas los desafíos del futuro.
Y cuando miremos hacia adelante, veamos un horizonte lleno de esperanza. Nuestra República Dominicana es un lienzo en blanco, esperando ser pintado con colores de innovación y éxito. Imaginemos un país donde nuestros jóvenes sean líderes audaces, donde el talento florezca en todas las áreas, desde las artes hasta la ciencia, desde la agricultura hasta la tecnología. Un país que ofrezca oportunidades para que los sueños se hagan realidad y las aspiraciones se conviertan en logros tangibles, ese es mi deseo para 2025.
¡Familias fuertes crean sociedades inquebrantables!
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