Por: Inka Mattila, representante residente del PNUD en la República Dominicana
En nuestro mundo interconectado, el nexo entre la pobreza, la desigualdad y los desastres presenta un desafío complejo. Esta relación involucra factores económicos, sociales, políticos y culturales que interactúan con las condiciones ambientales, influenciando la vulnerabilidad de las comunidades a los desastres naturales. A lo largo de los años, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha destacado estos problemas en los Informes sobre Desarrollo Humano, instando a prestar atención y actuar.
Durante los desastres, los más afectados suelen ser las personas en mayor condición de vulnerabilidad debido a su ubicación y recursos limitados, exacerbando las desigualdades existentes. Además, respuestas incompletas pueden profundizar la pobreza y revertir los logros en el desarrollo humano. Por lo tanto, comprender esta complejidad es crucial para implementar estrategias efectivas de gestión del riesgo y reducción de la vulnerabilidad.
Un ejemplo de esto es Sabana de la Mar, un municipio en la República Dominicana. Aquí, el PNUD ha sido fundamental en la construcción de la resiliencia a través de un enfoque en el desarrollo humano. Al abordar las vulnerabilidades en la vivienda e integrar enfoques sistémicos, hemos demostrado cómo medidas proactivas pueden proteger a las comunidades de los impactos adversos de los desastres.
Después del huracán Fiona, a solicitud del Ministerio de Vivienda, Hábitat y Edificaciones (MIVHED), el PNUD trabajó en conjunto con el gobierno y la sociedad civil para llevar a cabo una evaluación de los daños en más de 2,500 hogares con techo de zinc. Esta evaluación se realizó utilizando la herramienta global del PNUD para medir los daños en hogares y edificaciones (HBDA), que identificó rápidamente los daños causados por Fiona y evaluó la situación socioeconómica de los hogares afectados.
Con base en esto, se desarrolló una estrategia de recuperación centrada en aumentar la resiliencia de Sabana de la Mar en tres áreas clave: gobernanza municipal, resiliencia económica y resiliencia de los hogares afectados.
En el área de resiliencia en la gobernanza municipal, trabajamos con el gobierno local para fortalecer el comité municipal para la prevención, mitigación y respuesta, así como para proporcionar equipos básicos de rescate a la Defensa Civil. En este proceso, también se apoyó al municipio en la formación del Consejo Económico y Social del municipio y en la formulación del Plan de Desarrollo Municipal (PDM), alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, considerando el impacto del COVID-19 y el huracán Fiona.
La segunda área se centró en la resiliencia económica con el objetivo de fomentar la recuperación económica de los individuos afectados a través del apoyo a los medios de vida utilizando el programa regional «En Marcha» del PNUD, que fortaleció 54 micro y pequeñas empresas, en su mayoría dirigidas por mujeres, mejorando sus capacidades empresariales y competitividad. Esto incluyó capacitación grupal, asesoramiento confidencial personalizado, estrategias digitales y renovación empresarial, lo que llevó a mejoras en las ventas.
La tercera área tuvo como objetivo reducir los riesgos existentes y fortalecer la resiliencia comunitaria mediante mejoras en la infraestructura de los hogares afectados. El PNUD, en asociación con Hábitat para la Humanidad República Dominicana, mejoró paredes, techos e instalaciones eléctricas de 20 hogares afectados por el huracán y construyó 3 nuevos hogares, capacitando a constructores comunitarios en reparaciones de hogares más resistentes a los huracanes.
Este es un ejemplo de cómo el PNUD ha puesto su capacidad de respuesta rápida, mecanismos globales, experiencia y métodos internacionales al servicio de un país para proporcionar apoyo concreto como: recopilación de datos y evaluaciones tempranas para financiamiento y recuperación, complementando la respuesta humanitaria, así como soluciones para mantener el acceso a servicios básicos, recuperación del empleo, evaluación y reconstrucción de viviendas, fortalecimiento de sistemas de protección social y transformación digital. También ha servido para establecer una política pública, ya que el gobierno dominicano tiene la intención de ampliar este modelo e implementarlo en otros municipios.
Este enfoque se centra en poner a las personas primero, romper el ciclo de fragilidad y adaptarse a los desafíos emergentes. Esto se alinea con el marco más amplio de las Naciones Unidas para la respuesta y recuperación ante desastres, demostrando un compromiso de no dejar a nadie atrás.
La actual crisis climática enfatiza aún más la necesidad de un desarrollo humano resiliente. A medida que los eventos climáticos extremos se vuelven más frecuentes e intensos, países como la República Dominicana enfrentan desafíos significativos para sostener su progreso en el desarrollo humano.
El éxito logrado en Sabana de la Mar ha servido para establecer un plan para abordar la vulnerabilidad y construir resiliencia a mayor escala, pues el Ministerio de Vivienda planea implementar este modelo para beneficiar a un total inicial de 178 hogares en la República Dominicana, como parte de su estrategia nacional, y con apoyo del PNUD. Al innovar y estar a la vanguardia, podemos seguir desempeñando un papel vital en la formulación de políticas y estrategias que protejan los avances en el desarrollo humano y aseguren un futuro más sostenible para todos.