El cambio climático ha traído consecuencias negativas en el aparato productivo de la nación, principalmente, siendo el más afectado y vulnerable, el sector agropecuario. Los graves perjuicios económicos que a los productores agropecuarios deja como remanente el Cambio Climático obligan al gobierno a auxiliarlos para recuperar pérdidas económicas y recuperar el entusiasmo de seguir sembrando y garantizando la seguridad alimentaria.
Muchas veces, ante lo impredecible de los fenómenos, los gobiernos tienen que hacer de tripa corazón o embarcarse en préstamos para poder recuperar la agropecuaria, a veces «llegando el sombrero cuando no hay cabeza donde colocarlo».
El Seguro Agropecuario consolidaría las políticas del gobierno y las inversiones en el sector agropecuario y brindaría más confianza a los agentes económicos privados con el aseguramiento de la producción agrícola, dinamizando el financiamiento en este importante sector productivo.
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El Banco Agrícola, que ha sido el padrino y soporte principal del seguro agropecuario, debe obligar a todos los productores a los que se le otorga financiamiento a asegurar sus cultivos, y de esa manera éstos y el Bagrícola tienen asegurada la inversión y evitan la descapitalización ante cualquier fenómeno de la naturaleza.
El Estado debe consignar en el Presupuesto de la nación el aporte al seguro agropecuario, contribuyendo así con la seguridad alimentaria, que es una de las principales preocupaciones del gobierno.
Agrodosa ha venido brindando un gran servicio, aunque limitado por falta de fondos para hacer frente a los fenómenos naturales que se presentan, provocando que el Gobierno destine aportes directos a los productores, como ha sido el caso de Fiona y los tornados del Cibao Central, entre otros.
Haciendo fuerte económicamente a Agrodosa, la intervención del gobierno sería prácticamente innecesaria. Con una Agrodosa robusta económicamente, junto al entusiasmo y decisión del presidente Luis Abinader en el otorgamiento de los títulos definitivos, se le da una señal inequívoca al sector financiero privado para colocar su mirada en el financiamiento al sector agropecuario, el cual por las limitaciones y el riesgo que presenta no ha sido atractivo para la banca nacional. Por ello ha sido tímida su participación, dejando al Bagrícola con el mayor porcentaje de financiamiento del sector agropecuario.
Con un seguro eficiente de la agropecuaria, la seguridad alimentaria está más garantizada ¡Eso es seguro!