Fortaleza y debilidad: cuándo reconocerlas

Fortaleza y debilidad: cuándo reconocerlas

José Miguel Gómez

Robert Kiyosaki dijo: “La emoción de ganar debe ser mayor que el miedo a perder”. El miedo es una de las grandes debilidades, estimula la inseguridad y paraliza la emoción. Aprender a exponerse, asumir riesgos, vivir cada circunstancia y cada adversidad, pocas personas la asumen. En el mejor de los casos, las personas prefieren el confort, lo predecible, lo seguro, lo fácil, para no arriesgarse y calmar el miedo. Tanto el miedo como la evitación en asumir tareas, forman parte de un aprendizaje social que limita y no permite el desarrollo de un joven. Esa debilidad del carácter se debe a la falta de socialización, o al sometimiento periódico de maltratos, burlas, exclusión, rechazo, intimidación o abuso, que fueron mermando la creatividad, el talento, la seguridad, la competencia y la capacidad para confrontar y abrirse camino en la vida.
Las debilidades se van dejando sentir a través de comportamientos sociales que se refuerzan día tras día, como son: la evitación, la huida, el abandono de las metas sin una razón lógica, el desvanecimiento, la falta de consistencia, el miedo a la confrontación, o ser víctima de la burla, el desprecio, la indiferencia o la no aceptación a un grupo social.
Alguien nos construyó a temprana edad, en la adolescencia o adultez temprana el sistema de creencias, de actitudes emocionales, la baja autoestima, el miedo a perder, a que nos rechacen o nos excluyan a través del acoso moral. La debilidad la pueden construir las demás personas o grupos por el género, color de piel, por el estatus socio económico, por la procedencia, la religión o por prejuicios sociales. El prejuicio, es un rechazo contra una persona o contra un proceso sin tener una razón lógica, más bien, existe una predisposición emocional que impide la empatía y la convivencia, sostenida por actitud de no aceptación.
La discriminación, la exclusión son causales de debilidades en cientos de jóvenes que se expresa en sus comportamientos sociales con: baja autoestima, aislamiento, bajo perfil, acatamiento social, pobre autoconcepto, falta de empoderamiento, influencia social negativa, autoaceptación y conformismo social. Sin embargo, la historia de la humanidad deja constancia de la gran cantidad de personas que han logrado propósitos, trascendencia y modelo de referencia, sobreponiéndose a debilidades y construyendo fortaleza para la vida: Abraham Lincoln, Nelson Mandela, Martin Luther king, Barak Obama, etc; personas que vencieron limitantes, prejuicios y obstáculos; vencieron el miedo, las trampas y el rechazo; logrando sus propósitos, y saliendo airosos, debido a que no se quedaron atrapados en las peores debilidades emocionales: ira, rabia, enojo, frustraciones, culpa, resentimiento, odio y maledicencia social.
La fortaleza emocional es la que nos auto-motiva, nos genera la sana autoestima, la autoconfianza, la seguridad y el auto control en asumir el miedo, vencerlo, confrontarlo y crecerse en las adversidades. Séneca decía: “Ningún viento es favorable para quien no sabe hacia dónde conducir su nave”. Los jóvenes tienen que desarrollar la fortaleza emocional para salir airoso de circunstancias desfavorables, de crisis y de conflictos, de las limitaciones y traumas que le va construyendo los modelos económicos y sociales que los excluye y los hace desiguales.
Los indicadores psicoemocionales y sociales de la fortaleza emocional son: autoestima sana, asumir propósito y proyecto de vida, perseverancia en metas, actitudes emocionales positivas, optimismo, aprender a insistir, persistir y resistir, autodeterminación y autoconfianza, estar enfocado en lo que se quiere lograr, cero distracciones, no escuchar las críticas y los desánimos tóxicos, aprender a gerenciar las adversidades, aceptar pérdidas, concentrarse en lo que haces bien, elegir personas y amigos significativos, manejar los conflictos y las diferencias sin personalizarlos, incorporarse a grupos sociales, ser resiliente social, practicar la compasión, la bondad y la reciprocidad.
Es importante en un joven identificar o conocer sus debilidades, buscar ayuda, trabajar para superarlas; Pero también, ser autocrítico: dónde falla, porqué falla o por qué no logra los propósitos de vida.
Las personas que se enfocan en resultados de vida positivos, crean necesidades, avanzan y se dejan fluir en las oportunidades. Pero sobre todo, la fortaleza emocional enseña a través de un aprendizaje cerebral y emocional, a ser asertivo, a funcionar de forma integral, dinámico, hacia un puerto seguro.
Ser víctimas de hábitos tóxicos, de escapismo social y del consumo irresponsable son debilidades. Asuma el timón de su vida, pedalee sus metas, fortalezca su carácter y discipline su vida, y aprenderá a tener éxito y felicidad.