¿Fracasaron la diplomacia y la política dentro del contexto actual de los escenarios bélicos del mundo? Esta es una de las interrogantes más importante que los politólogos, cientistas sociales, pero sobre todo, los académicos y analistas de las grandes realidades del mundo nos venimos haciendo.
Las temibles realidades que el llamado “mundo moderno” vive hoy día, nos hace reflexionar sobre aquellos tópicos, que para los llamados “intelectuales de la élite mundial” hoy lucen obsoletos, pero que de manera irremediable, tendrán que volver a usarse como una manera de arreglar, por lo menos una parte de lo que luce descompuesto, como es la convivencia mundial a través del diálogo y las negociaciones entre sus diplomáticos.
El presente tema, lo traemos a colación a raíz de la lectura del libro “Guerra Por la Paz. El Fin De La Diplomacia”, del periodista estadounidenses, Ronan Farrow, quien según los datos hallados para una mejor ilustración sobre el autor, nos hemos encontrado, que el mismo también fue ganador del prestigioso Premio Pulitzer, en el 2018.
De entrada, debemos decir, que en estos momentos el mundo se debate dentro de una de las más graves crisis socio-política y económica de los últimos 50 años.
Para nadie es un secreto, que esas crisis se agigantan con el paso de los días, y hasta amenazan la misma estabilidad del planeta, por lo que se hace una necesidad imperiosa que la diplomacia, no solo de los Estados Unidos, de Rusia o Ucrania, sino también de los demás llamados Países del Primer Mundo, recobren o les den la importancia que esta tiene (la diplomacia) para que no acabemos pulverizados como especie.
Al momento de escribir estas reflexiones analísticas sobre el texto mencionados en líneas anteriores, así como de los conflictos también aludidos, en Europa se desarrolla una guerra entre Ucrania y Rusia, la cual y con el paso de los días ha venido agravando las diversas economías de muchos de los países, no solo del área en donde se desarrollan los conflictos, sino en esta parte del mundo, llamada Latinoamérica.
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Los susodichos conflictos, manejados con una extrema guerra desinformativa a toda la sociedad planetaria, esto de acuerdo a los intereses de cada uno de los sectores envueltos, serán las bases sobre las cuales se podrían sustentar el final de muchos de los gobiernos del actual sistema imperante.
Esto así, (debemos puntualizar) si quienes dirigen estas naciones, no se proyectan junto a sus equipos de asesores, de estrategias muy bien definidas, las cuales con una correctísima educación política-internacional hacia los diversos sectores sociales, no les dicen a sus respectivas naciones, sobre las difíciles y minadas bombas sobre las cuales marcha el mundo.
Para nadie es un secreto, que el mundo se debate dentro de un contexto que tarde o temprano, quienes se dedican al estudio de los diversos fenómenos, que envuelven no solo la política sino hasta las mismas ciencias sociales, tendrán que hacer sus estudios sobre el papel que ha jugado cada quien, y el por qué han habido armas, cuando debió haber palabras (negociaciones).
Por ejemplo, casi a la entrada de la lectura del libro de Ronan Farrow, en la página 25 nos encontramos con una precisión dada por el autor, en donde indica, que “La fuerza militar de Estados Unidos, utilizada juiciosamente y con precisión estratégica, es una herramienta fundamental de la diplomacia”, algo que cuando buscamos uno de los tantos significados que tiene la palabra diplomacia, como que por momentos hasta nos resulta chocante.
Ante el panorama descrito, se hace necesaria la implementación de nuevos modelos, pero sobre las bases de la instauración de esquemas diplomáticos, tendentes, sino a erradicar, por lo menos a minimizar los peligrosos caminos por los que transita la humanidad.
Estamos viviendo dentro de un ambiente mundial garante para el sostenimiento de una paz que con el paso de los días más se evapora, lo que nos obliga a replantearnos otra interrogante: ¿Está la diplomacia cumpliendo su rol frente al sistema imperante que se torna cada vez más amenazante?
Esta y otras preguntas que como estudioso de los fenómenos políticos o politológicos analizamos, no solo desde el punto de vista de los que son los medios de comunicación, sino de importantes textos, que como “Guerra por la paz, el fin de la diplomacia”, de Ronan Farrow, son en esencia, libros a los que debemos consultar para entender el pedregoso camino por el que transita la llamada diplomacia moderna.
Desde tiempos inmemoriales, los llamados países del primer mundo, han estado decidiendo por diferentes vías, todo cuanto a nuestro alrededor vivimos en los llamados países del tercer mundo, y esto no es casual, ya lo advertimos en análisis anteriores, sobre el dominio que se nos tiene ante el auge de la internet y las redes sociales, las cuales se han convertidos en policías abstractos dirigidos por quienes desde la sombra nos gobiernan.
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Desde la sombra nos convertimos en “objetivos” y para una mejor interpretación de lo que decimos, recomendamos los libros, Guerra Política y Desinformación de Thomas Rid; El Gran Tablero Mundial de Zbigniew Brzezinski, polaco, nacionalizado estadounidense; El Fin del Poder de Moisés Naím, y por último, entre otros tantos y quizás el más importante dentro de este breve listado, Privacidad es Poder, de Carissa Véliz.
Cuando vemos los diversos escenarios en donde al momento de la redacción del presente análisis se desarrollan cruentas guerras, las cuales no solo laceran nuestros sentimientos, sino que además, nos perturba hasta la parte racional, comprometiendo así, la armonía del círculo social en donde nos desenvolvemos.
De manera muy urgente podríamos decir, que la Diplomacia debe y tiene que recobrar su prestigio e imponer a fuerza del diálogo, medidas inminentes para salvar la humanidad de la catástrofe que según observo, se nos avecina como especie.
Si tomamos como ejemplo las guerras de Ucrania- Rusia, en donde para nadie es un secreto que lo que allí más bien hay es un detonante que podría conducirnos a lo peor, acabaríamos entendiendo, que definitivamente, el modelo diplomático usados por las diversas fuerzas que buscan el control de la zona, ha fracasado y por lo tanto, a la misma hay que darle un viraje, pero apegado a lo que es el respeto a la soberanía de cada una de las partes envueltas en el conflicto.
Señala Farrow, a lo mejor hasta con cierta nostalgia, que “El diplomático no fue siempre una especie en peligro de extinción. Quienes sienten reverencia por la profesión, señalan que otrora fue floreciente, sostenida por figuras legendarias, trotamundos, cuyos logros siguen siendo el sostén del orden internacional moderno”, página 41.
Y ahí mismo, nos continúa señalando, que “Las historias de la diplomacia son parte del mito fundador de Estados Unidos. Sin las negociaciones de Benjamín Franklin con los franceses no se habría firmado el tratado de alianza ni el apoyo naval para garantizar la independencia de los Estados Unidos”.
Pienso, que las llamadas potencias, más que diplomacia, han usado sus fuerzas militares para la búsqueda del logro de sus propósitos, tanto geoestratégicos, como geopolíticos, pues, es poco lo que se sabe del papel que han jugado quienes han sido designados por esas potencias para buscarle salidas a los múltiples conflictos en lo que se han tomado participación.
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Más que diplomacia, palabra que se define como “La rama de las relaciones internacionales encargada de negociar y establecer acuerdos y procedimientos pacíficos entre los países”, algo que según observamos, es muy poco lo que se ha llevado a cabo, pues en vez de las palabras para las negociaciones, lo que se ha impuesto es el poderío militar que ha llevado a la tumba a millones de personas que nada tienen que ver con lo que otros han provocado.