Las acciones de protesta contra el proyecto de reforma impulsado por el gobierno francés empezó sintiéndose en el transporte, con un tráfico en el metro y los trenes suburbanos «muy perturbados» en la región parisina, así como en el tren de alta velocidad TGV. La situación es aún más difícil para los trenes regionales.
La huelga es perceptible también en la educación pública, donde la mitad de los profesores de infantil a liceos no trabajará.
Las refinerías y depósitos de combustible de TotalEnergies tienen entre un 75 y un 100% de huelguistas y los trabajadores de EDF han bajado cargas equivalentes a tres reactores nucleares, lo que indica una fuerte movilización el martes en el sector energético contra el proyecto de reforma de las pensiones.
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Casi dos semanas después de sacar a la calle a más de un millón de personas, según las autoridades –el doble, para los sindicatos–, los opositores esperan muchos más manifestantes en Francia, donde el rechazo a la actual reforma progresa en la opinión pública.
«La primera ministra [Élisabeth Borne] no puede seguir haciendo oídos sordos a esta formidable movilización que se ha creado (…): ‘Escuche este descontento que se expresa por todas partes'», urgió el lunes Laurent Berger, líder de la CFDT, el principal sindicato.
Borne aseguró el domingo que el retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de 62 a 64 años «ya no era negociable», enfureciendo a la oposición de izquierda que llamó a una «moción de censura popular» en las calles, donde hay convocadas 240 manifestaciones.
Once mil policías y gendarmes movilizados
Once mil policías y gendarmes se movilizarán en Francia, entre ellos 4.000 en París, indicó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que pidió protestas «sin incidentes graves». Los servicios de inteligencia esperan un total de 1,2 millones de manifestantes.
La nueva jornada de protesta podría aumentar la tensión en la Asamblea Nacional (cámara baja), que comenzó la víspera el examen en comisión de la reforma y que tiene menos de una semana para debatir las 7.000 enmiendas presentadas antes de que llegue al pleno el lunes.
Los conservadores aumentan sus exigencias para dar su respaldo
Con el rechazo ya anunciado del frente de izquierdas Nupes y de la extrema derecha, el gobierno espera el apoyo del partido de derecha Los Republicanos (LR), favorable a una reforma pero dividido sobre esta, reconoció la víspera su diputado Stéphane Viry.
Sabedores que sus votos son claves, los legisladores de LR aumentan sus exigencias sobre la reforma en varios de los puntos más impopulares: una mejor consideración para las mujeres sin una carrera laboral continua, para quienes empezaron a trabajar jóvenes, etc.
Sin embargo, el retraso de la jubilación a 64 años y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años –y no 42 como ahora– para cobrar una pensión completa cristaliza la oposición de la opinión pública, que progresa pese al esfuerzo del gobierno para convencer.
Desde La Haya, Emmanuel Macron, de 45 años, defendió de nuevo el lunes una reforma «indispensable», máxime cuando la edad de jubilación en Francia es una de las más bajas de Europa, para «salvar» un sistema que, según el gobierno, afrontaría un déficit en el futuro.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) salió el lunes al rescate de este exbanquero de negocios, al expresar su apoyo a una reforma, que junto a la aprobada sobre el seguro por desempleo, permitiría que Francia reduzca su deuda pública, situada por encima del 110% del PIB.