PARÍS. Las urnas abrieron el domingo en Francia en una segunda ronda electoral que podría otorgar una victoria histórica a la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen y su visión nacionalista y antiinmigrantes, o producir un parlamento dividido y años de bloqueo político.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo una apuesta muy arriesgada al disolver el parlamento y convocar las elecciones después de una dura derrota de su grupo centrista en las elecciones europeas del 9 de junio.
Las elecciones anticipadas en el país, que es una potencia nuclear, afectarán a la guerra en Ucrania, la diplomacia global y la estabilidad económica europea, y casi con certeza socavará la posición de Macron durante los tres años restantes de su mandato.
La primera ronda de los comicios, celebrada el 30 de junio, fue el mejor resultado histórico de la Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen.
La votación del domingo decidirá qué partido controla la Asamblea Nacional y quién será el próximo primer ministro. Si la endeble mayoría centrista de Macron pierde más apoyos, el mandatario se verá obligado a compartir el poder con partidos que se oponen a la mayoría de sus políticas de economía liberal y a favor de la Unión Europea.