“Si hay alguien que merece una calle lleve su nombre en esta ciudad, es él, figura cimera del grupo de La Poesía Sorprendida, uno de los grandes de la poesía hispanoamericana y lengua española, de quien podría hablarte mucho, ya que lo entrevisté poco antes de morir y un ensayo mío está consagrado a su obra en “Estudios de poesía dominicana (1979)”.
El laureado intelectual José Alcántara Almánzar se refiere a Franklin Mieses Burgos, gloria de la literatura dominicana a cuya memoria se asignó una vía de la capital, hace 28 años, pero nunca se ha aplicado la resolución del Ayuntamiento del Distrito Nacional que lo reconocería.
Otros autores lo han incluido en antologías. Sonia Silvestre interpretó “Esta canción estaba tirada por el suelo”, uno de sus poemas más celebrados, en “Sonia canta poetas de la Patria”.
Franklin Mieses fue antitrujillista. Acogía en su residencia a bardos atormentados por la presión política y encontraban refugio y desahogo en la que fue llamada “La Casa de la Poesía Sorprendida”, donde él residía.
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Estaba localizada en la calle “Espaillat”, próximo a la calle El Conde, pero Franklin era también conocido desde el extranjero, según apunta Manuel Rueda en la Antología mayor de la literatura dominicana. “Allí tenían lugar las reuniones y debates de donde surgirían las principales directrices del movimiento”.
“Franklin Mieses Burgos se convirtió, tanto por la brillantez de su dialéctica crítica como por su bien ganado prestigio moral, en el elemento catalizador a través del cual se producían las ideas, se establecían polémicas y se incorporaban los nuevos talentos”, agregó Rueda.
Era a su casa, significa, donde había que acudir si se quería hurgar en los vastos archivos de materiales, correspondencias y documentos literarios de la época, acumulados en los años de incesante labor e intercambio con movimientos y poetas foráneos.
Por mediación de Franklin, apunta, llegaron a la Poesía Sorprendida figuras como Rafael Américo Henríquez, y Manuel A. Peña Batlle, quien al mismo tiempo alivió, por su destacada posición política, las presiones que la dictadura mantenía en torno a la Poesía Sorprendida “por su independencia, rigor y eclecticismo”.
Rueda pone como ejemplo de la valentía de Franklin el haber publicado “en aquellos precisos momentos, una de las cumbres más altas de su lírica. Poemas como “Sin mundo ya y herido por el cielo, Clima de eternidad, y algunos de sus sonetos publicados entonces, quedarían en la literatura dominicana como cabales ejemplos de equilibrio y perfección”.
La Poesía Sorprendida, explica José Alcántara, surgió como grupo en 1943. Lo integraban, Franklin, Freddy Gatón Arce, Mariano Lebrón Saviñón, Antonio Fernández Spencer, el diplomático chileno Alberto Baeza Flores y el español Eugenio Fernández Granell. Luego se sumaron otros.
Franklin Mieses Burgos “es un alto paradigma de la poesía dominicana del siglo XX. Construyó su credo artístico sobre la base de una incesante búsqueda de perfección formal, a través de una poética subjetiva, íntima, labrada con paciente y ardua faena”, añadió Alcántara Almánzar.
Cuando falleció, el Listín Diario lo describió como “el hombre de humor, de ingenio, de amistad y tertulia, siempre agradable, cortés, cariñoso, era algo muy diferente de su poesía…”.
Freddy Gatón y Federico Pérez y Pérez destacaron su vida, su valor, su obra. Federico Henríquez Gratereaux pronunció la oración fúnebre.
Su obra
Franklin nació en Santo Domingo el 4 de diciembre de 1907, hijo de Armando Alberto Mieses Ramírez e Isabel Burgos. Estuvo casado con Gladys Pelegrín, madre de sus hijos Armando (Loló), Ana Julia y Franklin.
Además de poesía escribió teatro en versos. Fue director ejecutivo del Instituto Dominicano de Cultura Hispánica, dirigió la revista Hispaniola, codirigió la colección de “La isla necesaria”.
Publicó, además, Presencia de los días, Antología poética (Selección y prólogo de Freddy Gatón Arce), El héroe, Rosa en vigilia, A la sangre, Las dos rosas, Cuando la rosa muere, Trópico íntimo, Paisaje con un merengue al fondo, Presagio, El ángel destruido…
Falleció en su ciudad natal el 11 de diciembre de 1976.
La calle
El 8 de febrero de 1995, el Ayuntamiento del Distrito Nacional emitió la resolución número 13/95 designando una calle de la ciudad con el nombre de Franklin Mieses Burgos, pero el cofundador de la Poesía Sorprendida no ha recibido ese homenaje. Ha sido olvidado.