Fue extraordinario bateador, preciso fildeador y fino corredor de las bases. Se distinguió en todos los diamantes. Pudo romper la barrera del color en Estados Unidos, sin embargo, siguió vistiendo las franelas de los equipos latinos.

Conquistó el liderato de bateo en el campeonato dominicano de 1953, como integrante de las Estrellas Orientales. “En esa ocasión bateó para 355, al disparar 66 hits en 186 turnos al bate con 16 carreras empujadas”.

En su tierra natal mantuvo un promedio al bate de por vida de 322 en cinco temporadas consecutivas, “sin incluir las hazañas de sus años mozos. Tuvo un promedio “de 414, en Puerto Rico, en 1953”.

José González, editor deportivo de Ultima Hora, ofreció esos datos de Juan Esteban Vargas Marcano, Tetelo, al reseñar su muerte, ocurrida en la clínica Santa Rosa, de Guayama. Padecía cáncer de riñón.

El Caribe lo definió “uno de los mejores jugadores que se recuerdan en la historia de las ligas de color”.

Agregó que todos daban por sentado que hubiera brillado en las Ligas Mayores “de no haber existido allí la barrera racial”.

Describe el histórico juego de 1953 cuando disparó siete cuadrangulares en forma consecutiva y narró que Tetelo se inició como torpedero, “pero debido a su velocidad fue pasado a los bosques”. Y señaló: “Aunque nunca se le consideró de brazo superdotado, sus tiros eran certeros y fue guardabosques central hasta la década del 50”.

Y resumió: En la pelota profesional dominicana participó desde 1951 en 176 partidos, con 622 veces al bate, 144 carreras anotadas, 213 indiscutibles, 169 sencillos, 35 dobles, siete triples, dos jonrones, 268 bases por bola y 322 como promedio de bateo de por vida. “Fue considerado uno de los más veloces en la historia del beisbol”.

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Un ícono

Tetelo Vargas era admirado hasta el punto de que en muchos hogares se exhibía su foto gigante, vestido con uniforme.

No solo era querido por ser espectacular pelotero sino también por sus condiciones humanas, considerado ejemplo para las generaciones. Consejero de nuevos valores, era sencillo, generoso, sensible y valiente hasta arriesgarse colaborando con exiliados y realizando “abierta actividad contra Trujillo”.

Ingresado a la Galería de los Inmortales en 1967, fue orgullo para los dominicanos. La última vez que vino al país, en 1969, viajó a Santiago para ocupar su lugar en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, en el hotel Matum, y al pronunciar su nombre, lo aplaudieron de pie, recibiendo “la más grandiosa ovación tributada a un inmortal del deporte nacional”.

En 1963 le tributaron un homenaje organizado por la Asociación de Cronistas Deportivos, que presidía Pedro Julio Santana. Se efectuó en la residencia del doctor Manuel de Jesús Báez Vargas.

Ese año, la revista ¡Ahora! se hizo eco de otro reconocimiento durante tres días y lo colocó en su portada desplegando el itinerario para honrar a “la estrella máxima del beisbol dominicano”, que ya había jugado en Estados Unidos, Puerto Rico, Cuba, México, Venezuela, Canadá, Santo Domingo, con los equipos Escogido, Estrellas Orientales, Central Romana, Atlas, Humacao, Ribosch, Arecibo, Guayama, Santurce, Mayagüez, Ponce, New York Cubans, Cuba Star, Habana Red Sox, Cuban House, David, Brooklyn Eagles, Santa María, Concordia, Vargas, Centauro, Gavilanes, Royals Criollos, Habana, Azteca, Atlas.
El presidente Juan Bosch se unió al regocijo.

Tetelo fue compañero de los más destacados jugadores de color: Alonso Perry, Leroy Satchel Paige, Joshua Gibson, Martin Dihigo, Leroy Matlock, Lorenzo Piper Davis, Robert Thurman, John Perkins, Perucho Cepeda, Cocaína García, Lázaro Salazar, Brinquito Brown, Terry Mc Duffie, Hank Thompson (Ametralladora), Jimmy Bell, el dominicano Horacio Martínez, Silvio García y otros.

El “Gamo”. Juan Esteban nació en Santo Domingo el 11 de abril de 1906, hijo de Isaías Vargas y Baudilia Marcano. Se inició en el beisbol en el Gimnasio Escolar, y en el profesional, en 1923, con el equipo Humacao Star, de Puerto Rico. Se retiró en 1956. Vivió en Borinquen y ocupó la posición de Instructor Atlético de la Administración de Parques y Recreos.

Estuvo casado con María Violeta Encháustegui Cruz, con quien procreó a Carmen, Juan Esteban (Tetelito) y Ana Violeta. También era el padre de Iris Noemí.

Falleció el 30 de diciembre de 1971. “Unas dos mil personas participaron en el funeral”. Entre los asistentes estuvieron el presidente del Senado de Puerto Rico, Rafael Hernández Colón, el senador Miguel Hernández Agosto, y “numerosos jugadores de beisbol, entre ellos, Roberto Clemente”.