Si llega a confirmarse habrá que decir que la información tranquiliza y, de algún modo, también representa un alivio para mucha gente que todavía espera que los que prometieron un cambio no hayan ido al Gobierno para hacer las mismas cosas que motivaron que la población terminara negándole el voto a los peledeístas y la rampante corrupción que convirtieron en su seña de identidad.

Estoy hablando del fraude con la tarjeta Supérate y las declaraciones de la directora general de la Administradora de Subisidios Sociales (ADESS) del Gobierno, Digna Reynoso, quien ayer aseguró que hasta el momento no se ha determinado que haya empleados de la institución involucrados.

Desde luego, con eso no estarán de acuerdo los legisladores de la oposición que han denunciado, sin señalar nombres ni aportar pruebas, que hubo complicidad de funcionarios y empleados en el fraude, con el que se estafó al programa con más de 14 millones de pesos, sobre todo el senador de la Fuerza del Pueblo Dionis Sánchez, a quien la funcionaria solicitó los nombres de esos empleados como un aporte a la investigación que se realiza.

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Ojalá que el senador por Pedernales haga esa contribución, pues al fin y al cabo esos 14 millones no se los robaron a los perremeístas sino al Estado dominicano, que aunque muchos peledeístas todavía opinen diferente pertenece a todos y a todos debe dolernos.

Mientras esperamos a que de manera responsable Dionis Sánchez proporcione esos nombres, vale la pena preguntarse porqué tantos dueños de colmados (más de 300) se prestaron para participar en el robo a sabiendas de que hacían algo ilegal, con lo que además despojaban a miles de infelices que se benefician de la ayuda gubernamental.

Me he hecho esa pregunta, a modo de reflexión, muchas veces desde que me enteré del fraude, y créanme que las respuestas que he encontrado me hacen sentir vergüenza de la sociedad en la que nos hemos convertido.