Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae. Mateo, 12:25
La permanencia con que nos afectan los problemas generados por el número de inmigrantes ilegales haitianos presentes en nuestro país durante muchas décadas, que llevó a alguno a rasgarse las vestiduras por Friusa, y la dolorosa tragedia acaecida donde estuvo la discoteca Jet-Set nos reclaman que, con carácter de urgencia, articulemos una gran sinergia nacional.
La sinergia, debemos recordar, produce “efectos extra debido a la acción conjunta, que ninguno de los sistemas hubiera podido generar en caso de accionar aisladamente”. Sinergia es, sí, suma de fuerzas que generan fuerzas mayores con la finalidad de lograr propósitos comunes.
Menciono Friusa y Jet-Set porque son los que más nos han preocupado en estos días, pero en múltiples otras áreas acumulamos deficiencias que tienen carácter estructural.
Aunque nuestra condición de país tropical nos hace víctimas recurrentes fenómenos meteorológicos, son las deficiencias derivadas de la falta de organización e incumplimiento de las leyes, lo que más nos afecta.
Consciente de esa situación, desde el principio de su gestión el presidente Luis Abinader empezó a cimentar la atención a fondo de todos esos problemas estructurales originados en el incumplimiento de las leyes y que reflejan la carencia de institucionalidad.
Por eso una determinación central de su gobierno, desde 2020, ha sido levantar el respeto y la separación de los poderes del estado como un gran paraguas que genere la institucionalidad, vale decir, el respeto a las leyes de todos los ciudadanos.
Designó al frente de la Procuraduría General de la República a las magistradas Miriam Germán Brito y Yeni Berenice Reinoso, destacadas por la probidad de sus respectivas trayectorias, y ha mantenido un estricto respeto al accionar de la Suprema Corte de Justicia, las dos entidades que conforman el Poder Judicial a cargo de la administración del cabal cumplimiento de las leyes.
Ha respetado a la Junta Central Electoral y al Tribunal Superior Electoral, a cargo de organizar y celebrar elecciones libres, justas y transparentes, como las municipales, legislativas y presidenciales de 2024.
Ha mantenido el debido respeto al Tribunal Superior Administrativo, a la Cámara de Cuentas, a la Dirección General de Compras y Contrataciones, que vela por la legalidad y transparencia de los negocios del estado, y con igual solemnidad se ha comportado el presidente Abinader frente a los medios de información e comunicación y el Tribunal Constitucional, todo lo cual enmarca el régimen genuinamente democrático.
Y, en un gesto que coloca a Abinader en el cenit del horizonte histórico de la gobernabilidad democrática e institucional, cercenó constitucionalmente la ambición desmedida de los presidentes de la República, causantes de los peores crímenes y el robo descarado del patrimonio nacional que debió servir para empujar el desarrollo y el bienestar de los dominicanos todos, y no sólo de ellos, sus familias y allegados.
Pero sigue pendiente de cumplir y hacer cumplir a fondo todo el andamiaje de leyes, disposiciones y ordenanzas que pautan el adecuado funcionamiento de todo el sistema de administración de la vida pública, de las instituciones oficiales y negocios privados que sirven a toda la sociedad.
Esa carencia de institucionalidad es responsable de que en los tiempos modernos los dominicanos no hayamos tenido sistemas migratorios, de agua, energía, educación, salud, infraestructuras, tránsito, medio ambiente, etc., y unas finanzas públicas robustas, generadoras de avance y bienestar social.
El presidente Abinader está haciendo su trabajo y por la determinación mostrada segurocontinuará impulsando los avances del desarrollo y la institucionalidad, pero solucionar problemas de fondo, estructurales, anidados en el subconsciente de la mayoría de los dominicanos, se requiere el aporte de la mayoría para no decir de todos.
De ahí la importancia de la sinergia que nos reúna a todos en propósitos comunes.