Fueron amigos «por correspondencia» modernos durante años. Jack Sepple y Ashley Wadsworth usaban internet para salvar la distancia de más de 7.000 kilómetros que los separaba.
Hasta que ella decidió dejar Canadá para comenzar una vida juntos en Reino Unido. Unos meses después, él la asesinó.
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¿Qué sucedió?
«Es muy traumático pensar en sus últimos momentos, en lo asustada que debió estar, en cuáles fueron sus últimas palabras, pensar que puede que preguntara por nosotros», dice la madre de Ashley, Christy Gendron. «Nunca lo sabré. Solo dos personas los saben: una ya se ha ido y la otra probablemente no dirá la verdad».
Ashley, de la Columbia Británica (Canadá), llegó al Reino Unido para vivir con Sepple, de 23 años, en su apartamento de una habitación en noviembre pasado.
El 1 de febrero de este año, la policía descubrió que Ashley había sido estrangulada y apuñalada repetidamente en el pecho. Fue declarada muerta en el acto. Sepple estaba sentado en la cama junto a su cuerpo cuando la policía lo encontró.
Tras admitir el asesinato de Ashley, Sepple ha sido condenado a cadena perpetua con una pena mínima de 23 años y seis meses.
«No había nada que la detuviera»
Ashley era algo así como un avión supersónico humano, dice su madre. «Era increíble. Curiosa, aventurera, le gustaban los deportes y siempre estaba al aire libre».
«Era una bola de energía». Cuando era niña, a Ashley le encantaba montar a caballo, esquiar y navegar.
Luego, cuando tenía alrededor de 12 años, un amigo de su localidad le presentó de modo virtual a un niño inglés: Jack Sepple. Y, durante siete años, «fueron amigos por Facebook».
«No era una relación», dice la madre. «Iban y venían, hablaban un poco, a medida que fueron creciendo él salía con gente y dejaban de hablar y así».
A pesar de no haberlo conocido en persona, el rostro de Sepple era algo habitual en la vida de la familia en Canadá. Ashley y él hablaban por FaceTime en la sala de estar familiar. Si la señora Gendron pasaba por ahí, le saludaba.
Ashley se hizo mormona a los 18 años después de tener lo que describió a su madre como un «momento de Dios». Luego, decidió que quería mudarse al Reino Unido para estar con Sepple.
Gendron estaba preocupada por la idea. «Pero no había nada que la detuviera».
«A todos los chicos que Ashley conocía siempre los comparaba con él, siempre con Jack».
«Pensé que lo peor que podría pasar es que se fuera, que no funcionara y que luego volviera a casa», dice. «Nunca se cruzó por mi mente el asesinato».
Ashley había planteado sus crecientes preocupaciones sobre el comportamiento de Sepple con su familia y con la iglesia mormona de la localidad donde se mudó en Reino Unido.
Ya había reservado un vuelo a Canadá para su regreso el 3 de febrero. Pero dos días antes, Sepple la mató a puñaladas.
«Ashley está muerta, Jack la ha asesinado»
«Me desperté la mañana del 1 de febrero y mi hija Hailey me decía al teléfono «mi hermana está muerta, Ashley está muerta, Ashley está muerta, Jack la asesinó'», dice Ken Wadsworth, el padre de Ashley.
Luego recuerda que terminó la llamada con Hailey y llamó a la policía en Canadá, diciendo que temía que su hija, que estaba en Inglaterra, estuviera muerta.
Al rato, recibió una llamada de un oficial de policía británico.
Se enteró así de que su hija, una niña que recuerda «salvaje y loca, que quería hacer cualquier cosa y todo», estaba muerta.
«Se te rompe el corazón», dice. «Fui al médico y le dije que tenía muchos dolores en el pecho que no desaparecían. Y me dijo que eso era pena», cuenta.
«Es algo muy duro. Es tu niña y se ha ido. No hay palabras para describir ese dolor».
«Era un dulce de niña y, definitivamente, no tenía miedo de decir lo que sentía. Era increíble y llena de amor. Le dimos libertad y ella la usó», dice Ken.
«No teníamos ni idea de su historial»
Sepple tiene un largo historial de delitos por acoso online, agresiones e incumplimiento de órdenes de alejamiento que se remontan a 2014.
Antes de asesinar a Ashley, fue acusado de una serie de delitos relacionados con una pareja anterior.
Las acusaciones incluían detención ilegal, agresión y comportamiento coercitivo y controlador. Pero, al no asistir la víctima al juicio, la acusación no ofrecía pruebas y, así Sepple fue objeto de una orden de alejamiento pero sin condena.
«No teníamos idea de su historial. Siento que… la envié a la boca del lobo», dice su padre.
Tanto el padre como la madre de Ashley quieren que otros puedan aprender de la historia de su hija.
«Si algo no se siente bien, actúe, aunque luego ellos mismos digan «todo está bien ahora, estamos mejor'», dice la señora Gendron.