El polémico tema de si debe establecerse una edad límite para el ejercicio de una función pública en el Estado, toma vigencia en los EE.UU. con el último incidente que afectó al líder senatorial republicano Mitch McConnell, de 81 años de edad, quien quedó totalmente paralizado ante la pregunta de que si optaría por una nueva repotulación en el Congreso, ante el asombro de la batería de periodistas que lo entrevistaban.
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Situaciones engorrosas y similares han padecido también el actual presidente norteamericano y candidato a una nueva repotulación, Joe Biden, de 80 años de edad y el presidente mexicano López Obrador quienes en determinados momentos, han padecido debilidades mentales e incoherencias que los muestran incompetentes para el desempeño cabal de sus importantes funciones públicas.
El tema es delicado pero necesario debatirlo y extrapolarlo a nivel internacional incluyendo nuestro país donde existen congresistas y funcionarios públicos que pretenden imitar al extinto presidente Joaquín Balaguer, anciano que gobernó largamente el país en condiciones físicas deplorables. Este fue una excepción y considero que en estos tiempos modernos, la edad límite para ejercer cualquier función pública debe ser la de 80 años y al cumplirse, deben ser retirados con honores y una pensión especial, quienes hayan tenido ese privilegio de vida.