El Gobierno dispuso constituir gabinetes para conducir administración de dos importantes sectores: energía y educación.
Desconocemos si eso constituye una rectificación de la reforma administrativa anunciada, pero es una excelente idea para reformar con menos riesgo y trauma posibles.
Lo anunciado previamente conllevaba riesgos a correr por el presidente y su Gobierno. Y consecuentemente la democracia misma.
Puede leer: Cabello descabellado; Maduro, inmaduro
Por pérdida de la eficiencia administrativa procurada. Ya el Gobierno admitió que las reformas no entrarán en vigor hasta que se aprueben los cambios legales necesarios, lo cual traduciría desganos y displicencias burocráticas durante el tiempo de sometimiento, discusión, aprobación e implementación de leyes.
Recordemos que hay una reforma constitucional planteada, no percibida como necesaria, que ya fiscales y diputados están mediatizando, mientras juristas calificados debaten contradictoriamente su contenido.
Las exigencias de reforma fiscal y temores gubernamentales para presentarla ante una ciudadanía crispada y preocupada que espera de lo peor.
Está en agenda reforma laboral con cesantía como espada de Damocles.
Los cambios legales necesarios por las reformas administrativas generarán reacciones adversas, incluyendo legisladores vinculados a entidades afectadas.
Esos cambios no lucen enmarcados en un contexto general, existiendo ley marco (247-12). Entidades destino de fusión merecen ser fusionadas o eliminadas (Supérate). Predominan cambios de nombres. Se burocratiza MINPRE cuando debería desburocratizarse para cumplir responsabilidades de la naturaleza de ese cargo. Instituciones fusionadas pueden acumular vicios en lugar de corregir deficiencias.
Muchas omisiones perfilan reformas insuficientes. No se percibe prioridad al escoger esa veintena de entidades de 366 que conforman el gobierno.
Entidades propuestas a fusionar no presentan problemas graves evidenciados (Mepyd y MH), mientras otras que sí tienen tránsito y juventud no son intervenidas.
Implementar reforma administrativa a través de gabinetes subsanaría todos estos cuestionamientos: gabinetes de economía, tránsito y transporte, ordenamiento territorial, medioambiental, seguridad, migración, etc.
Tenemos un Congreso elegido con dosis de transfugismo que hace susceptibles mutaciones partidarias que dificultarían aprobación de leyes.
Los gabinetes subsanan esta eventualidad.
Evitarían fracaso de reformas, garantizando así respeto y aprecio al Gobierno, claves para sostener y perfeccionar nuestra democracia.