Geopolítica de la tercera dosis

Geopolítica de la tercera dosis

La geopolítica favoreció a la República Dominicana y hay vacunas

La pandemia del COVID-19 llevó a la producción de vacunas a celeridad. Han sido aprobadas en la categoría de emergencia, o sea, sin que existan todos los estudios pertinentes para conocer su eficacia, duración de la protección o efectos secundarios.

Mientras las vacunas se preparaban, surgieron diversas teorías conspirativas que se alimentaban, en parte, del limitado conocimiento sobre ellas. Pero, ante tantas muertes y encierros, poco a poco, mucha gente aceptó vacunarse.

Los dos grandes productores de vacunas son Estados Unidos y China. En los primeros meses del año, Estados Unidos decidió utilizar gran parte de su producción para inmunizar su propia población.

China, en competencia con Estados Unidos, aprovechó para vender vacunas a países como la República Dominicana, tradicionalmente vinculados a Estados Unidos, con la esperanza de consolidar relaciones. Así llegaron muchas Sinovac a suelo dominicano.

Los deseosos de vacunarse asistieron de inmediato a ponerse la “vacuna china”, seguidos por una parte de los renuentes. Luego, con algunas campañas, se amplió la cobertura.

La resistencia a la vacuna persiste, por lo cual, el avance del programa de vacunación entra en su etapa más difícil: llegar a quienes a pesar de la disponibilidad de vacunas todavía no acuden.

La OPS/OMS estima que en la República Dominicana al 28 de junio se había puesto una dosis alrededor del 55% de la población, y dos dosis el 25%. El objetivo internacional para lograr la llamada inmunidad de rebaño es vacunar alrededor del 75%. O sea, en la República Dominicana falta mucha gente por recibir la primera o la segunda dosis.

Llegar a los que no han recibido ninguna dosis requiere de un gran esfuerzo de las autoridades de Salud. Hay vacunas, pero muchos no vacunados no irán por motivación propia.

Esta realidad no puede ignorarse porque si no se vacunan no habrá forma de conseguir la inmunidad de rebaño, esencial para superar los problemas de salud, económicos y sociales que ha traído la pandemia.

Promover la tercera dosis en estos momentos presenta problemas que se han indicado en distintos medios en los últimos días. Primero, no hay estudios científicos acabados que indiquen con precisión en qué tiempo sería necesario un refuerzo, o si se pueden aplicar vacunas de diferentes marcas a una misma persona.

Segundo, promover la tercera dosis cuando todavía faltan tantas personas por recibir la primera o segunda distrae la atención, o puede generar controversias que aumente la resistencia a vacunarse.

Ya la OPS/OMS lo dijo: no hay estudios disponibles todavía para avalar la tercera dosis. El gobierno no escuchó y procedió con su plan de tercera dosis con vacuna diferente.

Ya tiene la Pfizer y la geopolítica indica que hay que promoverla hasta el punto de mezclarla en coctel con Sinovac (ojalá en el organismo de los dominicanos se resuelva, para bien de todos, la tensión entre Estados Unidos y China).

Aún todo marche bien con la tercera dosis, sin repercusiones de salud negativas para los tres veces vacunados, el desafío en este momento es llegar al segmento que todavía no tiene una dosis o debe completar la segunda.

Sobre vacunar con tercera dosis un grupo de clase media alta que confía en Estados Unidos más que en China, y se había puesto en la premura la Sinovac, no es camino efectivo para enfrentar la pandemia.

La geopolítica favoreció a la República Dominicana y hay vacunas. Llegar a todo el territorio nacional, incluidos los renuentes, es tarea local.

Promover la tercera dosis puede generar controversias que aumente la resistencia a vacunarse

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