¡Gina Rodríguez: Signos & territorios irreverentes!

¡Gina Rodríguez: Signos & territorios irreverentes!

Polisíntesis recursiva y profusión metafórica se establecen como elementos distintivos en la obra de una serie de mujeres artistas dominicanas de indiscutible relevancia y que se mantienen en plena actividad creadora, tanto en el plano local como a nivel internacional.

Durante las últimas tres décadas, algunas de ellas han logrado presentar sus obras de manera exitosa en importantes galerías, museos, instituciones culturales, bienales y ferias de arte contemporáneo del Caribe, América Latina, Europa y Estados Unidos.

Y provoca un mayor interés esa multiplicidad de implicaciones sociales, culturales, ecológicas y epistémicas que resudan las propuestas discursivas de creadoras como Amaya Salazar (1951); Charo Oquet (1952); Belkis Ramírez (1957-2020); Elia Alba (1962); Inés Tolentino (1962); Luz Severino (1962); Ariadna Canaán (1963); Olivette Santoni (1964); Quisqueya Henríquez (1966); Scherezade García (1966); Iris Pérez (1967); Gina Rodríguez (1967); Rosalba Hernández (1968); Marcia Guerrero (1968); Raquel Paiewonsky (1969); Lucía Méndez (1973); Miguelina Rivera (1974); Thelma Leonor (1976); Luisa Dueñas (1977); Firelei Báez (1981); Lucía Hierro (1987); Joiri Minaya (1990) y Patricia Encarnación (1991).

En esta entrega, vale registrar el caso de la santiaguense Gina Rodríguez, artista visual multidisciplinaria de intensa experiencia, también como docente, gestora cultural y pensadora del proceso creativo que, durante el último cuarto de siglo, materializa un formidable cuerpo de obras cuya rigurosa factura técnica y conceptual, además de su espléndida y vibrante densidad metafórica, reafirman su doble condición de accionista mayor de la práctica simbólica disruptiva y exponente esencial del arte dominicano contemporáneo.

La personalidad, intensamente sensible, siempre inquisidora, resiliente y efusiva de Gina Rodríguez, así como la diversidad de horizontes espirituales y cartografías poéticas que nutren una práctica creadora eminentemente ética y transcienden con unos niveles sublimados de efectividad estético-simbólica en sus reacciones visuales de polivalente carga significativa y necesaria lectura despejada, devienen paradigmáticas y aún más excitantes en el contexto artístico dominicano de las últimas tres décadas.

De sólida formación y amplia cultura visual, Gina Rodríguez es egresada de la Escuela de Bellas Artes de Santiago de los Caballeros y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde obtuvo una licenciatura en Diseño de Interiores.

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Es graduada-Magna Cum Laude- en Bellas Artes e Ilustración en Chavón la escuela de diseño, afiliada a la Parsons School of Design de Nueva York y realizó estudios especializados en Pintura y Arte Contemporáneo en la Escuela del Museo del Louvre, París, Francia.

Dirigió la Escuela de Bellas Artes de Santiago (2005-2007) y fue directora general y artística del Gran Teatro del Cibao (2007-2010). En la actualidad, imparte docencia en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Sentimiento, reflexión profunda y provocación, devienen claves diferenciadoras y axiomáticas de la práctica creadora y la poética pictórica de Gina Rodríguez.

En sus trabajos, confrontamos un riguroso proceso de experimentación con las texturas de la materia y los recursos extra pictóricos que le permite facturar unas reacciones simbólicas de radical espíritu disruptivo cuyas superficies enigmáticas, devienen en especie de fascinantes palimpsestos, territorios poéticos de la pasión, la memoria y el instante o traslúcidos hipertextos visuales de extática e insólita capacidad imagética.

La aventura creadora de Gina Rodríguez, estalla y prospera como auténtico laboratorio de la imaginación, donde la obra de arte contemporánea sólo podría materializarse efectivamente a partir de la combinación de distintos lenguajes, técnicas, tecnologías, medios, recursos y procesos artísticos como la pintura, el dibujo, la escultura, el collage, la fotografía, los ready-mades y los textos poéticos.

Desde luego, el pasional y jubiloso entrecruce de crudeza y acrimonia matéricas, así como de desenfado, irreverencia y osadía conceptuales en la obra polifásica de Gina Rodríguez, no hace más que confirmar su fructífera persistencia creadora y sus aportes vitales al desarrollo de las nuevas formas de producción simbólica en Santo Domingo a través de unos territorios sígnicos que traslucen con notable efectividad y gracia inevitable sus más intensas percepciones sobre la naturaleza; lo físico y lo metafísico; la condición humana; el turbión telúrico; el paisaje social; la cuestión identitaria; la alquimia de la materia; la mística de la luz; la energía femenina y la misma condición artística…