Su exhibición “Invisible» presentada hasta el 4 de Agosto en el Museo de Arte Moderno, nos invita a darle la palabra pues su obra es la expresión de una personalidad muy centrada en aspectos donde ella es protagonista
Cómo ha trascendido en mi la decisión de volver a crear? ¿Cuáles elementos profesionales, éticos y estéticos son los que te llevaron a volver a crear, a volver al taller? Volver a crear es un reencuentro con mi esencia interior, con mi ser ontológico más profundo. Se convirtió en una prioridad que mi alma imploraba. Fue una catarsis profundamente lúdica… es esa capacidad latente de renovación que habita dentro de cada ser y realmente logré despertar.
Manifiestas que unes literatura con artes plásticas, ¿cuál es ese referente con la literatura en relación a tu trabajo visual?
El vínculo de la Literatura con las artes plásticas lo siento como un catalizador que nutre y que me libera de manera trascendente.
Es una manera didáctica y a modo de homenaje a grandes de la literatura. Me conmueve hacer mi versión visual de poemas y prosas emblemáticas.
Como creadora, artista, ¿Qué tipo de significancia tiene para ti la formación Técnica , es la inspiración o es la idea?
La formación técnica es fundamental, pero la inspiración es la que mueve esa fuerza poderosa que decanta hacia el crecimiento y la creatividad de las obras Imprescindible!
¿Qué relevancia tiene la predilección por la materia, esa técnica mixta?
La materia en mis obras es la evocación de lo tangible, el revuelo sensorial de los sentidos. Incorporar materia investigando sobre materiales usados en nuestra identidad étnica. La complejidad de la materia y la comunicación simbólica a través de ella, me sobrecoge.
Elemento espiritual que trasciende en la obra y el arte, ¿es espiritual?
Mi obra tiene una naturaleza espiritual. El arte penetra al Insondable imaginario a través de los vuelos de la sutileza del espíritu.
Es una obra espiritual… Quiero volar en una alfombra mágica y extraer de las luces internas todas las gamas creativas de unos colores muy particulares, para comunicar todo lo que siento sobre la Condición humana.
¿Qué implica ser artista-docente?
Estar inmersa en la docencia me ha permitido ser testigo del poder de la transformación, a través del aprendizaje. Es sentir la repercusión que tiene ser instrumento para la vida de tantos jóvenes. Ha sido retroalimentarme en estado permanente. Motivar el pensamiento crítico y observar el impacto en sus vidas a través de la pedagogía artística es de gran satisfacción para mí.
Actuando en el campo profesional, ¿qué pasó con tu carrera, cómo has vivido esa situación?
Mi experiencia en el campo profesional fue de muchos retos y desafíos, no obstante me sacó de mi camino, me alejó del taller… que para mí es prioridad. Es decepcionante ver las carencias infinitas de estrategias y propuestas culturales en nuestro país. Hay una aridez inmensa.
En el arte contemporáneo actual, ¿cuál sería la síntesis de las necesidades para los artistas visuales dominicanos?
Tres necesidades imperantes:
1- Canalizar talleres y terapias para la salud mental y emocional de los artistas donde se trabajen los aspectos de la solidaridad, la empatía, los egos y el crecimiento humano.
2- Crear espacios y plataformas con una visión integral para que los artistas puedan presentar sus proyectos con dignidad.
3- Acuerdos entre lo privado y el Estado para colaborar de manera sistemática en proyectos artísticos trascendentes.
¿Qué ha significado la oportunidad, el contacto con la formación en Paris y el Museo del Louvre?
Tener la oportunidad de vivir y estudiar en Paris dejó una impronta en mi ser y en mi visión como artista. Cambió mi percepción del arte y nutrió mi archivo visual y emocional. En la Escuela del Museo del Louvre estudié en el marco teórico la Historia del Arte Contemporáneo a partir de la Segunda Guerra Mundial hasta la mitad del siglo XX. Impresionante ir en las tardes a museos específicos a observar las obras de los artistas comentadas en la parte teórica. También visitar e interactuar en algunos talleres de artistas como por ejemplo el taller de Chichí Cordero, extraordinario artista nuestro y universal. Trascendente experiencia.