El sistema político chino responde a sus intereses, patrimonio y realidad histórica. Basado en la dirección del Partido Comunista, entidad centenaria que ha dado motivos de orgullo al pueblo chino: contribuyó a la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial, que algunos pasan por alto en la historia universal; expulsó a tropas estadounidenses de Corea en 1954 cuando se acercaban a su frontera.
Es considerado el garante de que el país no vuelva a sufrir las humillaciones que le infligieron occidentales. El gobierno de ese partido ha protagonizado un hecho socioeconómico sin precedentes llevando al país desde la pobreza extrema a la opulencia y poderío de gran potencia en solo 40 años. Proeza nunca antes alcanzada. Un partido que se supo superar dificultades y errores.
Intentando desconocer esa realidad algunos pretenden descarrilar al paísmostrando retorcido y antidemocrático sentimiento de intolerancia ante lo diferente, sin visualizar que, más temprano que tarde, tendrán que convivir con ella. No importa que prejuicios se sienta hacia el comunismo, ni que aprehensión le produzca la propaganda. Para el pueblo chino la gobernanza comunista ha significado prosperidad y riqueza, importante nivel de bienestar y motivo de orgullo nacional. Ni alimentando nacionalismos estériles el pueblo chino puede encontrar razones para copiar realidades ajenas. El gran error es ignorar que China hereda una cultura milenaria, que cultiva y alimenta, de la que vive orgullosa.
El concepto gobernanza, de uso global reciente, hace referencia a la eficiencia y buena gestión estatal; expresión de exitosa interrelación entre sociedad y gobierno y, en el caso chino, igualmente con el partido. Esto ha tratado efectivamente las conclusiones del recién VI Plenario del Comité Central del Partido Comunista de China reafirmando un sistema en el que el Partido define las directivas que el gobierno deberá ejecutar garantizado por la interrelación y gestión entre dirigentes de la organización política con las más altas esferas de gobierno.
El próximo paso del Partido será su XX Congreso a finales de 2022 donde todo parece indicar que Xi Jinping, un líder que el partido eleva a la estatura de Mao Zedong – fundador del Partido y de la República – y de Deng Xiaoping – reformador que abrió las puertas hacia el progreso y el desarrollo – a quien encargan ahora conducir la Nación hacia la definitiva sociedad de bienestar, por un sendero de apertura con el que China contribuya a un mundo verde y pacífico, coexistiendo con todos.