El Gobierno dominicano redoblará sus esfuerzos para conseguir que se logre el cambio que necesita para avanzar en la eliminación de cualquier discriminación y apostar por la igualdad real entre hombres y mujeres.
Así lo informó este lunes el presidente de la República, Luis Abinader, durante la entrega de la Medalla al Mérito a la Mujer Dominicana, al conmemorase el Día Internacional de la Mujer.
“Mi Gobierno está firmemente comprometido con la mujer y con sus derechos. Su lucha por una vida digna, a un salario justo y su derecho a una vida libre de violencia, son reclamos incontestables”, manifestó el mandatario.
Abinader indicó que en el país no habrá salario diferente por trabajo de igual valor, y que acabaran con la violencia contra las mujeres en todas sus formas.
Aseguró que se ocuparán de que no sea una gran preocupación la mortalidad materna, y que se encargarán en desaparecer los embarazos en adolescentes, así como de garantizar que las madres cabeza de familia tengan acceso a viviendas dignas.
“En definitiva, asumimos el reto de lograr que la vida de nuestras conciudadanas mejore. Porque es de justicia. Y porque son sus derechos”, enfatizó el jefe de Estado.
A continuación, discurso íntegro:
En el día de hoy, la República Dominicana personifica en ustedes el más alto homenaje a la inmensa figura de la mujer dominicana.
Un homenaje con el que rendimos tributo a las incontables mujeres que han hecho de la lucha feminista en el mundo un canto por la igualdad real entre hombre y mujeres.
Igualdad y equidad que desde el Estado dominicano ponemos en práctica en cada una de las acciones que desarrollamos; conocedores, como somos, de las históricas desigualdades que aún afectan a las mujeres y a las que han tenido que hacer frente, primero ustedes solas, pero ahora, y desde hace mucho tiempo, con el apoyo de tantos hombres que entendemos imposible el desarrollo de las sociedades sin la participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida.
Como sabemos, el reconocimiento a las mujeres cada 8 de marzo nació de un episodio trágico en el que 129 mujeres trabajadoras perdieron la vida en un incendio mortal en una fábrica de Nueva York hace más de un siglo, en 1911.
Eran activistas que sólo buscaban con su acción lograr la igualdad de derechos con la petición justa de la reducción de su jornada laborar, cobrar un salario igual al de los hombres y acabar definitivamente con las malas condiciones de trabajo a las que estaban sometidas.
El sacrificio de todas ellas, el dolor de sus familias y la lucha continua de quienes las precedieron, dieron lugar a un cambio de conciencia que recorrió el mundo, y que aún hoy continúa vivo.
Nuestro país ha apostado fuerte para dotar al Estado de las herramientas necesarias que nos permitan erradicar las desigualdades estructurales que han afectado a la mitad de nuestra población. Que dicho sea de paso, no son una minoría: las mujeres son la mitad de nuestro mundo y las progenitoras de la otra mitad.
Sin ustedes no existiría el mundo tal y como lo conocemos. Porque sencillamente no existiría.
Por eso creemos necesaria la intervención y profundización de las acciones del Estado en materia de derechos y libertades de las mujeres dominicanas. Es por ello que contamos con un Ministerio de la Mujer en el que las políticas públicas de acción positiva, las de prevención contra la violencia y otras acciones directas marcan su hoja de ruta diaria.
Mi Gobierno está firmemente comprometido con la mujer y con sus derechos. Su lucha por una vida digna, a un salario justo y su derecho a una vida libre de violencia, son reclamos incontestables.
Como Presidente de la República, y en nombre del pueblo dominicano, en ustedes quiero reconocer a todas aquellas mujeres que dieron su vida para romper con el yugo de la discriminación, la desigualdad, la falta de oportunidades, así como la exclusión social y el borrado disipado cultural, político e histórico de las mujeres.
Veo en ustedes a las mujeres de febrero que lo dieron todo por la independencia, a las de la gesta restauradora, a las sufragistas, a las que enfrentaron la dictadura, a las constitucionalistas de 1965; a las madres, hermanas, abuelas, esposas e hijas de nuestra Patria.
Este 8 de marzo comprometo mi palabra con ustedes y puedo anunciarles que el Gobierno dominicano redoblará sus esfuerzos para conseguir que se logre el cambio que necesitamos para avanzar en la eliminación de cualquier discriminación y apostar por la igualdad real entre hombres y mujeres.
Nuestro compromiso avanza en la construcción de una sociedad en esos principios, donde cada mujer, desde su niñez, cuente con las herramientas necesarias para desarrollar al máximo todo su potencial y aprovechar las oportunidades del desarrollo en el plano científico, económico, político, social y cultural.
Solo de esa forma lograremos cumplir con el ideal de libertad, de igualdad, de democracia y de justicia social que nos es exigible como estado moderno y de futuro.
Las desigualdades estructurales que han empañado hasta el día de hoy nuestro desarrollo tienen sus días contados.
No habrá en nuestro país salario diferente por trabajo de igual valor; acabaremos con las brechas tecnológicas y digitales de género, con la violencia contra las mujeres en todas sus formas; nos ocuparemos de que no sea una gran preocupación la mortalidad materna, que desaparezcan los embarazos en adolescentes, que las madres cabeza de familia tengan acceso a viviendas dignas.
En definitiva, asumimos el reto de lograr que la vida de nuestras conciudadanas mejore. Porque es de justicia. Y porque son sus derechos.
Sabemos que la pandemia del COVID 19 ha agravado y empeorado todos los indicadores sociales y económicos, lo que ha desvelado esas costuras rotas de una sociedad desigual.
Pero también, la incidencia de esta pandemia nos brinda una oportunidad para construir un futuro más promisorio y de mayores oportunidades para las mujeres.
Rindamos, pues, homenaje a las miles de mujeres que han estado siempre al frente dando la batalla para combatir al coronavirus; a las miles que hicieron de sus hogares su lugar de trabajo, su centro de estudio, a las cuidadoras de nuestros mayores, y a las que con gran entrega se han convertido en maestras, acompañando a sus hijos e hijas para continuar el año escolar.
Reconozcamos también a las artistas que hicieron magia de la virtualidad para reconfortarnos el alma, a las enfermeras que con un genuino amor al prójimo siempre estuvieron presentes en los momentos más inciertos cuando aún no teníamos certezas de poder acceder a una vacuna efectiva; a las empresarias, a las trabajadoras del hogar y de los servicios de cuidado, a las comerciantes que buscan cada día el sustento para sus familias.
Mujeres que hoy reciben esta medalla al mérito, ustedes son los rostros de cada una de esas mujeres y encarnan el legado de las que dejaron su nombre con tinta indeleble en los anales de la historia.
Ustedes son los rostros de las mujeres anónimas, las heroínas que ayudan a sostener este país que es de todos nosotros. Son ustedes las valientes, intrépidas y comprometidas mujeres que les precedieron, y sustentan el legado de todas ellas.
Siéntanse igual de orgullosas como me siento yo de que nuestro país, la REPÚBLICA DOMINICANA, tenga como ustedes nombre de mujer.
Muchas gracias a todas y que Dios las bendiga siempre.