La muerte le llegó a pocos meses de que se cumpla el centenario de la fundación de la URSS por Lenin en diciembre de 1922, 5 años después de la Revolución Bolchevique
El último dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Mijaíl Gorbachov, que puso fin hace más de treinta años a la Guerra Fría, falleció ayer, martes, en Moscú a la edad de 91 años, justo cuando su país ha renovado su antagonismo con Occidente.
“Se ha ido un gran hombre. Un hombre que cambió la vida de su país y del mundo, en general. Un hombre que cambió el mundo para siempre”, dijo a Efe Pável Palazhchenko, portavoz de Gorbachov.
El Kremlin no tardó en expresar el “profundo” pesar del presidente ruso, Vladímir Putin, por la muerte de Gorbachov, que dirigió la URSS entre marzo de 1985 y su desaparición en diciembre de 1991.
Paradójicamente, la muerte le llegó a pocos meses de que se cumpla el centenario de la fundación de la URSS por Lenin en diciembre de 1922, cinco años después de la Revolución Bolchevique.
Convalecencia
Ni el Fondo Gorbachov ni sus allegados habían informado públicamente sobre su estado de salud, pero era un secreto a voces que “Gorbi”, como era conocido en Occidente, estaba muy desmejorado.
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“Por recomendación de los médicos llevaba más de un año ingresado en el hospital. Recientemente, su estado de salud empeoró”, comentó Palazhchenko, visiblemente afectado.
Fuentes del Hospital Clínico Central de Moscú, donde murió, negaron que el fallecimiento tuviera relación alguna con el coronavirus, sino con su avanzada edad y las diferentes afecciones que arrastraba. En sus últimas apariciones públicas hace dos años, la parada militar con ocasión del Día de la Victoria o el estreno en el Teatro de las Naciones de una obra de teatro que rehabilitaba su figura, se le vio siempre en silla de ruedas.
Su hija Irina, su mayor confidente desde la muerte de su esposa, Raísa, le acompañó hasta el último momento, según informó el Fondo Gorbachov. El antiguo mandatario será enterrado en los próximos días en el cementerio de personajes ilustres de Novodevichie en la capital rusa junto a su inseparable Raísa, que murió de leucemia en 1999.
Allí también yacen los restos de su mayor rival y primer presidente democráticamente elegido de la historia de la Federación Rusa, Boris Yeltsin.
“El traidor”
Aún tres décadas después de que anunciara en la Navidad de 1991 el fin de la URSS, Gorbachov seguía siendo una figura muy controvertida en este país pese al Nobel de la Paz que recibió en 1990.
Los comunistas le siguen echando en cara la “traición” de firmar el certificado de defunción del Estado totalitario, algo que algunos historiadores y expertos consideran algo inevitable dados los ánimos secesionistas en muchas repúblicas soviéticas, especialmente Rusia y Ucrania. Algunos de sus enemigos, que ahora exigen la derogación de la disolución soviética, incluso intentaron llevarle a los tribunales independientemente de que intentara darle “un rostro humano” al socialismo y de que con la Perestroika quisiera reformar las anacrónicas estructuras de gestión de la URSS. “Es un traidor y no el secretario general. Destruyó el país, fue una traición desde arriba”, afirmó hoy el diputado comunista Nikolái Kolomeitsev.
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Con todo, esos ataques nunca encontraron eco en el Kremlin, aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, tampoco ahorró en críticas.
“Había que luchar por la integridad territorial de nuestro Estado de manera más insistente, coherente y osada, y no esconder la cabeza bajo la arena, dejando el culo al aire”, le echó en cara Putin.
Gorbachov le respondió criticando su monopolio del poder político, la involución democrática, el férreo control de las instituciones y el fraude electoral a manos del partido del Kremlin, Rusia Unida, al que comparó con el Partido Comunista de la Unión Soviética (URSS).
Recientemente, la Justicia lituana admitió a trámite la denuncia presentada contra Gorbachov por la represión por parte del Ejército soviético de las protestas democráticas en enero de 1991 en Vilna, donde murieron 14 personas.
Su imagen en el exterior, especialmente en Occidente, difiere completamente y es que Gorbachov es considerado el mandatario que acabó con la división del mundo al derribar el Telón de Acero. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo sentirse “profundamente apenado” por la muerte de Gorbachov, al que definió como “un hombre único que cambió el curso de la historia».
También el primer ministro británico, Boris Johnson, expresó sus condolencias, e Igual que el presidente de Francia.