Para hacer memoria, derribar las metáforas del silencio, re-narrar a las mujeres que nos antecedieron… ¡Contar la historia no contada! Recordamos que el primero de noviembre de 1922, la maestra normal Petronila Angélica Gómez Brea cuestiona las normas opresivas que limitaban por completo la participación de las dominicanas en las aulas, las tribunas, las ágoras y… sus propios hogares.
Cuatro meses después del primer número de la revista Fémina, que ocurría el 15 de julio de 1922, ya habían sido designadas corresponsales de la revista en El Seibo, La Romana, Hato Mayor y San Cristóbal, con la misión, también de distribuir cada publicación.
Así, que, de seguro, el editorial fechado el primero de noviembre de 1922, fue leído y distribuido a las asiduas lectoras que se reunían en las tertulias por las periodistas-feministas Beatriz Lucila Simó, Orfelina Binsén, Petronila Gautereaux y Josefa Z. Rijo.
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Titulado “El medio ambiente social”, siendo la portada de la séptima edición, la voz mayor de la directora y fundadora de Fémina, alza la voz y cuestiona: “¿Cómo desplegar, pues, nuestras energías cuando nos sintamos activos para realizar un propósito y darle forma activa a un ideal? ¿En qué forma dirigir la visual que vislumbre el triunfo, prescindiendo de la exigencia aquella de tener que adaptarse al medio?”.
Previamente, la editorialista había descrito a su lectoría el significado del “medio -social-”, el cual llamaba sutilmente a subvertir: “Una especie de norma para poner en planta, todas las actividades sociales y a la cual debemos de adaptarnos para poner en práctica nuestras acciones”… Ese medio social, precisa, se convierte en costumbre… “y tan grande es la influencia que ejerce en la índole de los pueblos, que estos creen ya un error desviar la senda que marca el índice del hábito”.
Para la fecha, las normas del “medio social” convertían en sujetos a-históricos y a-políticos a nuestras madres y hermanas espirituales, y es a ellas que Gómez Brea invita a “curar esas enfermedades sociales que con el pretexto de costumbres (normalizar) nos alejan de la civilización y armándose las más de las veces del egoísmo, aniquilan la capacidad de que dispone”.
Es tal su cuestionamiento y llamado a la acción que recuerda, con la máxima del independentista conde de Ségur, a sus lectoras: “Son las mujeres las que hacen las costumbres”. En esta constante de la historia de Ellas, el primero de noviembre es un día de memorias, de que sí, de manera constante, las sufragistas dominicanas hicieron posible la ciudadanía génesis de las dominicanas.