El entonces presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, conversa con el presidente Joaquín Balaguer , Uruguay, en abril de 1967.
No he vuelto al poder para ponerme el uniforme y las botas de Trujillo, sino para hacer un intento sincero en lograr que esos símbolos de opresión desaparezcan de la vida de todo dominicano”, proclamó de manera enfática el doctor Joaquín Balaguer al ser juramentado como presidente constitucional de la República, el primeo de julio de 1966, hace 56 años.
Prometió gobernar para todos los dominicanos “dentro de unas estructuras liberales y progresistas”
El presidente provisional saliente, Héctor García Godoy, hizo el traspaso formal de poderes ante la Asamblea Nacional, mientras el presidente del Senado, Rodolfo Valdez Santana, representante de la provincia La Altagracia, colocó la banda presidencial al candidato triunfante. En el acto estuvieron presentes el vicepresidente de Estados Unidos, Hubert H. Humphrey, y otros dignatarios extranjeros.
En un discurso que duró una hora y 15 minutos, Balaguer esbozó sus más inmediatas gestiones de Gobierno, haciendo énfasis en la necesidad de implantar un “severo e inmediato” plan de austeridad, como primer paso para sanear la economía nacional, cuyo plan, según dijo, “actuaría como un bisturí sobre las llagas que hay que extirpar a sangre fría”. Mediante esta medida, los sueldos de la administración pública quedaron rebajados sustancialmente y comenzó con el salario del Presidente de la República, que se redujo a solamente RD$750 mensuales.
El nuevo gobernante anunció un conjunto de acciones de índole social comenzando por realizar “modificaciones en las estructuras tradicionales de la tenencia de la tierra, mediante una redistribución de las mismas entre las grandes masas rurales y a través de un efectivo programa de Reforma agraria. Esta parte del discurso presidencial no encantó a los dueños y detentadores de vastas extensiones de terrenos.
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En el gabinete que se integró ese mismo día participaron miembros de varios partidos, incluyendo el Revolucionario Dominicano (PRD), que llevó como candidato al profesor Juan Bosch. Las carteras de Finanzas y de Industria y Comercio fueron ocupadas por dos destacados perredeístas: Antonio Martínez Francisco y José Brea Peña, y otro perredeísta, el Lic. Juan Casasnovas Garrido, fue designado secretario sin Cartera. El Partido Liberal Evolucionista (PLE), de Luis Amiama Tio, quedó representado por el Dr. Tabaré Alvarez Pereyra, como secretario de Salud Pública, y el Progresista Demócrata Cristiano, por su presidente Ramón A, _Castillo, en Interior y Policía.
El Dr. Tomás Alcibíades Espinosa, perteneciente a Unión Cívica Nacional Revolucionaria, una facción de la antigua Unión Cívica, fuedesignado secretario sin Cartera. Los demás miembros del gabinete fueron Fernando Alvarez Bogaert, de Agricultura; Altagracia Bautista de Suárez, Trabajo; Víctor Hidalgo Justo, en Educación; Gilberto Herrera Báez, Relaciones Exteriores; Luis Mauricio Bogaert, Obras Públicas, y Polibio Diaz, consultor jurídico del Poder Ejecutivo, todos pertenecientes al Partido Reformista. El general Enrique Pérez y Pérez fue confirmado como secretario de las Fuerzas Armadas. Rodolfo Valdez Santana, senador de La Altagracia, ocupó la presidencia del Senado, y Patricio Badía Lara, de Espaillat, la de la Cámara de Diputados.
Para el verano del año 1966, cuando se efectuaron las elecciones generales que ganó Balaguer, sectores políticos consideraron ese periodo como el “Ciclo de los JB”, es decir, Joaquín Balaguer y Juan Bosch, las dos principales figuras políticas capaces de polarizar las diferentes fuerzas competitivas de la escena pública y de establecer el antagonismo que requiere el bipartidismo en las democracias representativas, para lograr en las contiendas electorales el principio de la alternabilidad en el poder.
Después de su derrota, Bosch prefirió el campo doctrinario y asumió ideas revolucionarias de corte marxista y combatiendo abiertamente el sistema de la democracia representativa, que tanto había defendido en sus largos años de exilio, llamándola en tono bulón la “mentada representativa”. Asimismo, predicó y practicó el abstencionismo electoral en 1970 y 1974, esbozó una doctrina política que bautizó con el nombre de “Dictadura con Respaldo Popular”, abandonó su PRD y fundó el PLD.
Balaguer, por el contrario, amparado por una larga experiencia administrativa, tomó la ruta del político sagaz y pragmático, donde lo primero que se toma en cuenta es la permanencia en el poder, que siempre necesita ejecutar el arte de gobernar dentro del contacto sociológico del medio. A tono con este criterio, el líder reformista permaneció 20 años en el poder, dividido dos ciclos de 1966-1978 y 1986- 1994.
Como gobernante versado, Balaguer en ocasiones actuaba con energía y mano autoritaria, pero en muchas otras, empleaba la tolerancia o la indiferencia al adversario, y aun mejor, trataba de conquistarlo, sin olvidar su dureza con el enemigo peligroso. En términos generales, los gobiernos reformistas garantizaban las libertades públicas, aunque condicionadas a una táctica represiva contra la oposición.
En síntesis, los gobiernos reformistas mantuvieron una estabilidad política, social y económica, sin llegar a los extremos de la dictadura o del Gobierno débil e inepto. El desarrollo capitalista alcanzó parámetros muy optimistas, al igual que sucede en los momentos actuales.