Hace falta valor para confiar y amar

Hace falta valor para confiar y amar

“El coraje es la más importante de las virtudes porque sin coraje,

no puedes practicar ninguna otra virtud consistentemente”.

Maya Angelou

El coraje se activa por sobrevivencia o por amor. En los mapas de conciencia del Dr. David Hawkins, una escala numérica mediante la cual se puede medir la vibración de nuestros pensamientos y emociones, el coraje marca una calibración de 200. Tal como dice Maya Angelou, se necesita coraje para salir de las limitaciones a las que nos sometemos cuando luchamos con la densidad material.

La cobardía te hace perder el autorespeto. ¿Cómo podrías tener admiración por alguien que te ve sufrir y no hace nada? Tener coraje es sinónimo de tener valor o echar el corazón por adelante. La palabra coraje deriva de “cor”, corazón en latín y éste del griego “kardia”. La palabra castellana se adaptó del francés antiguo (“coeur” es corazón en francés).

En la base de la pirámide del psicólogo humanista Abraham Maslow, las necesidades están relacionadas a la biología; comer, dormir, hacer sexo, etc. Quien está ocupado de satisfacer las necesidades que le permiten vivir no logra pensar en justicia, libertad, responsabilidad, honestidad y respeto, que son los cinco valores éticos esenciales que nos llevan a vivir como personas.

Dolor y sobrevivencia están íntimamente relacionados. Cuando nuestro equipaje está cargado de sufrimientos, tristezas, resentimientos, impotencia, orgullo, ira, entre otros sentimientos que calibran por debajo de 200, es tanto el dolor emocional que padecemos que solo reaccionamos desde el cerebro primitivo: paralizándonos, huyendo o atacando.

Todos nacemos humanos y pertenecemos al reino animal. No se necesita ningún talento para sobrevivir, ¡la cucaracha lo hace! Se necesita coraje para saltar el nivel de fuerza, que vibra por debajo de 200, y pasar a los niveles de poder que nos permiten diferenciarnos de los animales. Según el diccionario, la palabra coraje se refiere a un esfuerzo del estado anímico para enfrentar adversidades, dificultades y problemas, de manera especial aquellos que ponen en riesgo la propia integridad.

La lucha para sobrevivir nos deja desnutridos, cansados, y con una sensibilidad exagerada que nos impide vivir en bienestar, pues generalmente deteriora la autoimagen y maltrata la autoestima. Quien ve la vida a través de los lentes del dolor de sus heridas, resonará con un mundo hostil, una vida dura y una humanidad desalmada.

Son muchos los personajes interiores que sostienen esta mirada. Los más conocidos arquetípicamente son: el niño herido, el niño huérfano o abandonado, la víctima, el esclavo, el mendigo y el mártir. Al responder reactivamente a una realidad distorsionada por el sufrimiento, alimentamos un círculo vicioso en que re-creamos el dolor. Estando en constante amenaza, sobrevivimos desde la resignación o desde la rabia. Con frecuencia, este precio es muy caro y quien suele pagarlo es el cuerpo.

La frustración alcanza niveles desesperantes cuando queriendo producir cambios, que nos permitan experimentar una realidad distinta, nos vemos transitando por el mismo punto una y otra vez. La repetición es el precio que pagan los cobardes. Sin valor, sin coraje, el dolor se convierte en un maestro: “alguien tiene lo que a mí me falta”, “hay que sobrevivir”, “hay que luchar por lo que se quiere”, “para tener algo, hay que perder algo”, etc.

¿Cómo salimos de la trampa? La respuesta es el arrepentimiento. La religiosidad ha hecho que la palabra arrepentimiento se relacione con confesión de los pecados y conversiones al Cristianismo. No se trata de eso. La palabra arrepentimiento se asocia a dos verbos hebreos nachamy shub.

Nachamsignifica dolerse, entristecerse o afligirse por algo. Con respecto a shub, significa “volverse”. De modo que arrepentirse es renunciar a un camino que nos entristecía o llenaba de dolor, para ir en una dirección diferente.Mateo 4:17 dice: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, o lo que es igual, “renuncia al sufrimiento, porque en el reino de tu Creador solo hay amor”.

Se necesita valor para soltar el apego a sentirnos mal. El físico alemán de origen judío Albert Einstein, considerado el científico más importante, conocido y popular, afirmó:“Los problemas no se pueden solucionar en el mismo nivel de conciencia en el que fueron creados”.

Tal vez, estarás diciendo ¡anjá! ¿y cómo logro eso?. La respuesta es: ¡arrepiéntete! Cambia de dirección o seguirás teniendo los mismos resultados.Ten el valor para decir ¡basta! O seguirás repitiendo los mismos patrones de pensamiento/sentimientos que te llevaron a utilizar el dolor para transformarte, en vez de hacerlo desde el amor.

El aviador y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, autor de la célebre obra “El principito”, dijo: “Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía”.

El ego te guía a vivir desde la fuerza, en cambio el amor te lleva a vivir desde el poder. El ego actúa desde el miedo. El amor actúa desde la confianza. Miedo y amor son dos sistemas de pensamientos incompatibles. Cuando eliges uno, el otro desaparece. Hace falta valor para transformar nuestras vidas. Valor viene de valorar. Valorar significa amar.En el camino, tendrás muchas dudas, ¡sigue adelante!

La premio Nobel de la Paz Teresa de Calcuta, una monja católica de origen albanés que desarrolló su misión en la india, fundando la congregación de las Misioneras de la Caridad, ha sido ejemplo del valor que se requiere para amar. En su autobiografía, vemos a una mujer llena de interrogantes que, a pesar de sus dudas, eligió enfocarse en el servicio. Cuando estoy librando batallas con mi ego, hago mías las palabras de la Madre Teresa y recupero el valor:

“Cualquiera que sea la pregunta,la respuesta es el Amor.
Cualquiera que sea el problema,la respuesta es el Amor.
Cualquiera que sea la enfermedad,la respuesta es el Amor.
Cualquiera que sea el dolor, la respuesta es el Amor.
Cualquiera que sea el miedo, la respuesta es el Amor.

El Amor es siempre la respuesta, porque el Amor es todo lo que existe.

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