No existen razones religiosas, políticas, sociales o económicas que justifiquen la muerte, el secuestro, la tortura o agresión contra seres humanos indefensos como son los ancianos, los niños, las mujeres y ciudadanos comunes que, en estos momentos, son víctimas de ataques despiadados por grupos islámicos terroristas y naciones como Israel que arremete contra la Franja de Gaza en venganza por el cruento ataque cometido contra su territorio y sus gentes por el grupo terrorista Hamás.
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Esta nación ha respondido con tanta agresividad que pretende borrar a la Franja de Gaza del mapa de la Región sometiendo a un bombardeo inmisericorde a una población civil confinada en un territorio desprovisto de agua, electricidad, alimentos y medicinas, todo ante la mirada indiferente del inoperante Consejo de Seguridad de la ONU y el apoyo incondicional de los Estados Unidos.
En la contienda se llegó al extremo de bombardear un hospital repleto de heridos, matando a cientos de personas indefensas. Los bandos en pugna se acusan recíprocamente del crimen y ya hay países del mundo árabe, como Irán, que amenazan con tomar parte del conflicto, en apoyo a Palestina, lo que podría desencadenar una tercera guerra mundial que, con los sofisticados y mortales equipos a utilizarse, pudiera llevar a la humanidad a la hecatombe.