La reciente propuesta de modificación al Código de Trabajo de la República Dominicana, que plantea otorgar a los padres 4 días de licencia por paternidad, se presenta como un avance tímido y alejado de las necesidades reales de las familias. En un país que se encamina hacia la implementación de una política de cuidados y que es signatario de convenios internacionales que garantizan la equidad de género, resulta desalentador que el consenso entre empresarios y gobierno se limite a un aumento de tan solo dos días en la licencia por paternidad, llevándola a 4 días.
Esta propuesta se torna aún más incomprensible cuando consideramos que el Estado ya ha promovido una licencia de paternidad de 15 días para los empleados públicos. No tiene sentido que para los empleados del sector privado se pretenda establecer una licencia significativamente menor. La equidad debe ser un principio aplicado de manera coherente en todos los sectores.
Además de ser insuficiente, esta medida refuerza la idea de que el cuidado de los hijos es responsabilidad exclusiva de las madres. Los países donde se otorgan hasta 90 días de licencia de paternidad han demostrado que la participación activa de los padres en el cuidado de sus hijos contribuye a un mejor desarrollo infantil y reduce la carga sobre las madres, permitiendo una mayor igualdad tanto en el hogar como en el trabajo.
Si buscamos ejemplos cercanos, en Uruguay los padres tienen derecho a 13 días de licencia por paternidad, mientras que en Paraguay y Colombia el derecho es de 14 días. Estos ejemplos demuestran que en América Latina ya se están tomando medidas para promover la equidad de género y reconocer la importancia del rol paterno en la crianza.
La justificación económica para mantener una licencia de paternidad corta suele basarse en la idea de que una licencia más larga afectaría la productividad. Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha demostrado que las empresas que implementan políticas familiares más inclusivas tienden a ser más exitosas a largo plazo. La retención de empleados y el aumento de la satisfacción laboral son solo algunos de los beneficios que se derivan de estas políticas.
Además, la salud mental de los padres también debe ser una prioridad. Hay varios estudios que comprueban que los padres que toman una licencia de paternidad prolongada establecen vínculos fuertes con sus hijos e hijas y presentan mejores indicadores de salud mental. La participación activa de los padres en la crianza contribuye a una estructura familiar más estable y saludable, lo cual se traduce en un impacto positivo y muy necesario en la sociedad.
Si el temor es que el tiempo de la licencia se utilice de manera inapropiada, se podría condicionar su concesión a la participación en cursos de cuidado prenatal o similares. Y en caso de que la preocupación radique en que un empleado con una conducta personal irresponsable pudiera aprovecharse de la licencia y solicitarla múltiples veces, se podría limitar su otorgamiento a una vez al año o únicamente cuando el hijo o hija sea también de la esposa o pareja debidamente registrada.
Sin desmedro de todo lo anterior, lo más importante es reconocer la necesidad urgente de ampliar el tiempo que los padres dedican a sus hijos e hijas. No se trata de «ayudar» a la madre, sino de asumir plenamente las responsabilidades que le corresponden al padre en su papel dentro de la familia. Esta ampliación es esencial para fomentar un entorno familiar equitativo y saludable, donde ambos, padre y madre, participen activamente en el cuidado y desarrollo de sus hijos.
Los 4 días de licencia de paternidad propuestos en la posible modificación del Código de Trabajo dominicano representan un paso insuficiente frente a los desafíos actuales en equidad de género y bienestar familiar. Para alinearse con sus compromisos internacionales y su política de cuidados, el país debe adoptar una licencia de paternidad más ambiciosa que reconozca el rol fundamental de los padres en la crianza. Una medida más robusta no solo fortalecerá a las familias y promoverá una mayor igualdad en el hogar, sino que también impulsará el desarrollo económico y social al crear un entorno laboral más equitativo y eficiente.