Haití en la encrucijada

Haití en la encrucijada

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Es un Consejo de Estado que gobierne y la fijación de una fecha para elecciones de las autoridades nacionales, la solución del problema de Haití? El traje de Haití no se parece a ningún otro de este continente, por tanto, debe ser hecho a la medida de su pueblo, de su historia, de su cultura, de su idiosincrasia.

Parece como si no hubiera imaginación y las soluciones deben ser las mismas que se aplicaron en otros momentos, en otras circunstancias. El Consejo de Estado que gobernó nuestro país de enero de 1962 a febrero de 1963 pudo hacer elecciones porque encontró un país organizado, con autoridades respaldadas por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

El pueblo haitiano habla hoy el lenguaje de las armas. El primer primero, como decía El Men, Jorge Puello Soriano, es crear una fuerza armada que acompañe a la autoridad civil en la ímproba tarea de desarmar a la población que, como es de esperar, resistirá tal disposición. No se ve que haya forma de que surja una autoridad legítima, si no hay registros de población.

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¿Cuánto tiempo requiere imponer el orden en un país donde ninguna autoridad tiene la autoridad para imponer el orden en todo el territorio, dividido por pandillas armadas que crean el caos y viven dentro del caos?

El Haití de hoy, es un país donde el caos amanece dispuesto a realizar una diablura u otra, un país con una población bien armada que recibe, sorpresivamente, a un narcopolítico a quien, todo indica, que lo trajeron como parte de una solución cocinada en Estados Unidos.

Todo se arregla, o se acaba de jorobar. Se arregla, cierto, pero ¿a qué costo?

Haití se desangra y no hay una fuerza interna capaz de imponer el orden, dije imponer, no es cuestión de ñeñeñé, es cuestión de decisión, de perseguir un propósito y encaminar los esfuerzos en una sola dirección, en este caso acompañado de una fuerza que imponga el respeto a la ley y se desempeñe con respeto a los derechos humanos. No es con palabritas ni palabrotas, Haití está hecho pedazos, no se cae a pedazos, ya se cayó, ¿quiénes serán los sastres que compondrán el traje?

El corsé de unas elecciones no sirve porque no hay un registro civil confiable, en Haití pocos tienen papeles de identificación. Cualquier invento de elecciones arrojará resultados de autoridades cojas de las dos piernas. El reto es recomponer a Haití, fundamentalmente en lo que se refiere al orden público, demanda la creación de una autoridad que imponga el respeto y aplique la ley sin miramientos y con respeto a los derechos humanos.

Pero ¿debe ser esa autoridad impuesta por un acuerdo internacional?

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