Haití es el principal problema del país

Haití es el principal problema del país

Ramon Núñez Ramírez

En la pandemia Haití representa el flanco débil de República Dominicana

La masiva inmigración ilegal haitiana implica para la República Dominicana un grave problema que atenta contra el mercado laboral, la modernización, costos en salud y educación, riesgos de ser absorbidos en nuestra cultura e idiosincrasia; ahora que ese Estado fallido ha tocado fondo representa mayor peligro por la posibilidad de ingreso de grandes contingentes con pretensiones de refugiados y además representa nuestro flanco débil en término del covid.

Haití forma parte de los top ten “Estados fallidos”, definido en su forma más simple “como aquel que no puede garantizar su propio funcionamiento o los servicios básicos a la población. Eso puede deberse a que ha perdido el monopolio de la fuerza, sufre un vacío de poder, legitimidad disputada o instituciones frágiles, o carece de capacidades o recursos para satisfacer las necesidades esenciales de sus ciudadanos”. Haití es el único Estado fallido en la región, los demás están en África o Medio Oriente.

Es una nación que nació mal, fruto de una hermosa epopeya de esclavos africanos que protagonizaron la primera revolución anti-esclavista vencedora de una potencia colonial, la Francia de Napoleón Bonaparte, que no solo fusilaron a los esclavistas franceses sino que cometieron el error de destruir el aparato productivo pues quemaron los ingenios de lo que fue la principal productora de azúcar del mundo y luego destruyeron los bosques.

Lo demás es historia conocida, magnicidios, golpes de Estado, una dictadura incruenta y la inexistencia de una clase burguesa y gobernante capaz de lograr el nivel de estabilidad para crear un sistema democrático y un mínimo nivel de desarrollo.

Para desgracia de la República Dominicana compartimos la misma isla y por la inercia de varios gobiernos y la complicidad empresarial hoy habitan, en su mayoría indocumentados, alrededor de dos millones que representan una carga social, agregan números negativos a los indicadores sanitarios y lo que es peor como estamos importando mano de obra sin calificación y pobreza estamos limitando las posibilidades de desarrollo.

El asesinato del presidente Juvenel Moïse, un golpe de Estado muy bien orquestado, ha venido a agravar un vacío de poder a nivel de las tres instituciones básicas que componen el Estado; es una nación camino a convertirse en una especie de Somalia de la región por la actuación de bandas armadas impunes.

En ese escenario no es descartable que una masa de miles o millones de haitianos intente penetrar a nuestro territorio, huyendo de la vorágine, con la intención de convertirse en refugiados, con la aquiescencia de una serie de países que no han querido asumir la responsabilidad de ayudar a esa nación con una especie de Plan Marshall y una administración conjunta del Estado.

En la pandemia Haití representa el flanco débil de la República Dominicana, esa nación carece de los recursos, los servicios sanitarios y la organización para vacunar su población; en esa situación, independiente de nuestros avances en esa área, la penetración de haitianos representa un peligro permanente de nuevos brotes o de que los contagiados acudan a nuestros hospitales como el caso de las parturientas y copen nuestra camas covid.

El presidente Luis Abinader tiene la oportunidad histórica de salvar el país para las futuras generaciones, construyendo el muro fronterizo, agregando tecnología y tropas especializadas para que sea realidad el sellado de la frontera.

No es descartable que millones de haitianos intenten penetrar a nuestro territorio

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