La realidad y el tema de Haití está cargado de prejuicios, de mitos, de realidades espirituales, de una historia salpicada de sangre debido a los dominantes y a los dominados. Es por eso que Haití es el perfecto contexto que nos obliga a buscar la ayuda de técnicos sociales, me refiero a los psicólogos sociales, sociólogos, politólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, los expertos en geopolítica, antropólogos y estrategas. ¿Porqué ellos? Porque son esos cirujanos sociales los que formulan hipótesis y hacen sugerencias, propuestas, proposiciones o planteamientos fríos pero precisos, directo pero con resultados, enfoques aéreos pero con un lanzamiento certero que pone en su perfecta dimensión social cualquier desviación o acción caótica.
No podemos suponer que los cambios en Haití se harán en base a la fuerza o a decisiones fabricadas en una cápsula reciclada con intereses políticos; claro que no. El gobierno dominicano debe ir más allá de la presiones electorales y políticas. Quiero traer a colación un artículo que leí de un Psicólogo Social, (y quiero aclarar que no sólo es una buena idea), me refiero a Telésforo González Mercado, quien en su escrito hace una alerta donde expresa que debemos de adelantarnos a los posibles hechos que pueden brotar de una situación caótica, impredecible y hasta cierto punto incontrolable en Haití.
El Psicólogo Social, Telésforo González Mercado, nos dejó en dicho artículo, de forma explícita, una especie de prevención. Recuerdo el viejo refrán que dice: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Entiendo que es imposible convencer a alguien de aquello que no quieren ver o aceptar. Siento que el gobierno dominicano no está dándole la real atención que requiere la problemática en Haití, ¡que también es nuestra!, porque somos una sola isla. Insto y suplico que urgentemente, y no para alimentar mi ego, crear una amplia comisión integrada, como yo le he llamado, por “Cirujanos Sociales” para prevenir y mermar cualquier estampida o avalancha hacia territorio dominicano, sin dejar a un lado la parte humanitaria que nos mueve por razones existenciales, a darle un punto de apoyo a nuestros vecinos y territorio haitiano.
Debemos entender que la aversión y el rencor, el temor y la duda entre Haití y República Dominicana se ha convertido en la materia prima que ha alimentado a un paradigma destructivo para ambas naciones, y es bueno saber que existe un sector que se alimenta de forma parasitaria de ese paradigma vandálico y corrosivo. Al final, los únicos ganadores son las élites política, aquellos poderes fácticos que no se ven en las estructuras partidarias, pero de forma indirecta inciden, presionan y canalizan una población que se auto destruye sin saber las verdaderas causas de sus llamadas luchas.
Seamos honestos, hay una crisis en Haití. Ivan Gatón, el experto en Geopolítica, expresó en una de sus cátedras que Haití no tiene esperanza. Suena duro, pero el enfoque Geopolítico y sociológico no es romántico ni dogmático, es frío. Por eso debemos de implementar un filtro de estrategias sociales de prevención. Claro, Iván Gatón está hablando desde una real perspectiva, objetiva y no etnocentrista. En la segunda parte arrojaremos propuestas para el gobierno dominicano y posibles soluciones basadas en experiencias y estudios sociológicos y geopolíticos.
Antes de cerrar esta primera parte del artículo, seré enfático: Señor presidente de la República Dominicana, Luis Rodolfo Abinader Corona, favor de crear una comisión integrada por “cirujanos sociales” para prevenir y reducir el dolor de ambos países.