Hasta pronto, Madrid, te quiero, Madrid

Hasta pronto, Madrid, te quiero, Madrid

CODO CON CODO
Jorge Drexler

Ya volverán los abrazos,
los besos dados con calma,
si te encuentras un amigo
salúdalo con el alma.

Sonríe, tírale un beso,
desde lejos sé cercano,
no se toca el corazón
solamente con la mano.

La paranoia y el miedo
no son, ni serán el modo,
de esta saldremos juntos
poniendo codo con codo.

Mira a la gente a los ojos,
demuéstrale que te importa,
mantén a distancias largas
tu amor de distancias cortas.

Si puedes, no te preocupes,
con ocuparte ya alcanza,
y dejar que sea el amor
el que incline la balanza.

La paranoia y el miedo
no son, ni serán el modo,
de esta saldremos juntos
poniendo codo con codo.
El tener que escribir mis encuentros con una semana de antelación, se desfasa de la realidad, cuando hablamos de coyunturas. Cuando apareció el artículo de la semana pasada donde decía que había iniciado mi tercera estancia de investigación en Madrid, ya estaba en el país. Rafael, mi Toli, como siempre, me acompañaba por ese maravilloso periplo madrileño, y español. Regresamos el viernes 13 de marzo, dos días antes de las elecciones.

La alarmante rapidez de propagación del virus y el aumento de los infectados, nos hizo pensar en regresar. Tuvimos suerte porque en principio nos habían puesto en lista de espera, pero varias personas cancelaron su viaje y pudimos subir al avión. Mucha gente, como nosotros, llevábamos mascarillas y guantes de latex. Fueron las 8 horas más largas de mi existencia. Al llegar, decidimos ponernos voluntariamente en cuarentena. Esperemos que, al pasar los 15 días, podamos volver a nuestras vidas. Aunque ahora es que aquí se están tomando las medidas.

En estos días de encierro, además de fijarme que siempre hay algo que limpiar, ordenar y arreglar en la casa, pensé mucho. Lo primero es que todos pensábamos que el COVID19 era algo que solo sucedería en China. Pero no, el virus se expandió de manera exponencial por el mundo. Esa cosa tan pequeña e imperceptible, ha sometido a la humanidad toda entera, nos ha puesto a sus pies y ha puesto en suspenso nuestras vidas.

¿Será la humanidad responsable de esto? Hemos demostrado que somos responsables del deterioro del medio ambiente. La naturaleza se ha ensañado en castigarnos en respuesta a nuestro maltrato sistemático.

¿De dónde han surgido los últimos virus letales? El COVID19, hasta ahora, ha sido el más agresivo y devastador.

Hay que cuestionar muchas cosas. ¿Cómo y por qué nacen estos micro cuerpos mortales? Muchos expertos han dicho tantas y tantas cosas que no sabemos qué ni a quién creer.

También tenemos que ponernos nosotros mismos en cuestionamiento. Algunos no evaluamos la dimensión del peligro; otros pensaron que era una propaganda más. Lo cierto es que en nuestra gran mayoría nos sorprendió, incluyendo a las autoridades sanitarias de todos los países.

Una de las cosas más lindas de esta prueba mundial ha sido la solidaridad que se ha generado en la crisis. Cantores que regalan su canto para animar a sus vecinos, aunque sea por un momento. Pianistas que se colocan en su balcón para tocar en el atardecer. Entrenadores personales que ayudan a los vecinos a ejercitarse para que no estén todo el día sentados. Parejas que se ofrecen a ayudar a los padres con sus hijos en casa. El aplauso cotidiano a los servicios de sanidad en toda España. En fin, en las crisis siempre se desarrolla la solidaridad entre los pueblos. La humanidad se crece.

Y, mientras, yo aquí en mi encierro voluntario, cuento las horas y los minutos para salir inmune de esta dura prueba. Intento concentrarme en mis libros, mis notas y mis pendientes de escritura. Volver a retomar el texto que estoy escribiendo sobre la mujer en la China antigua. Para después continuar sobre las características de la migración china en el Caribe.

Y para no reclamar los abrazos y los besos de los míos, me sumiré en mis recuerdos, en los dulces momentos vividos con todos, especialmente de estos tres pedazos de cielo que me regaló la vida, mis nietos; miraré las fotos y los videos que he ido acumulando con el tiempo.

Me harán falta mis amigas, mis amigos, los compinches con quienes comparto confidencias, penas y alegrías. Gracias al desarrollo de los tiempos, cuento, como todos, con los adelantos de la tecnología, una manera de comunicarnos a tiempo y al instante.

Me hará falta caminar por las calles, pero reconozco que tengo el entrenamiento necesario, gracias a mis largos encierros cuando mi cuerpo me ha reclamado descanso, provocándome mis crisis asmáticas que me obligan a detenerme.

Tengo la música, escuchar una y otra vez las canciones que me llegan al alma. Tengo también la poesía que otros han escrito, o las que mi alma me obliga a escribir.

Tengo también la televisión para ensimismarme y alienarme con mis programas favoritos.

Y tengo la esperanza de que volveré pronto a Madrid, la ciudad que ahora amo como si fuese mía; la que siento mi segundo hogar. Me encanta caminar por sus calles, detenernos, porque siempre está mi Toli a mi lado, a tomar una caña y comer algún bocata; sentarnos en el parque para sentir la brisa; mirar las vidrieras; ver a los demás turistas caminar por la Gran Vía, por el Retiro. Adoro Madrid porque la siento mía. Espero que esta crisis sea momentánea, por el bien de la humanidad. Espero poder volver a disfrutar a Madrid para conocer lo que me falta y para seguir aprendiendo, hurgando en las bibliotecas y en los archivos, pero, sobre todo, conversando con los colegas que tienen las mismas inquietudes intelectuales mías.

Contigo siempre, Madrid, quiero verte volver a la vida. En tus calles, a todo el mundo que permanece desierto, impasible e impotente ante este enemigo invisible y mortal.

Esta noche, antes de dormir, piensa en cuando volvamos a la calle. En cuando nos abracemos de nuevo, cuando comprar todos juntos nos parecerá una fiesta.

Pensemos en cuando regresen los cafés en el bar, las charlas, las fotos apretados unos a otros. Pensemos en cuando todo sea un recuerdo, pero la normalidad nos a parecerá un regalo inesperado y hermoso.

Vamos a amor todo lo que hasta hoy nos pareció inútil. Cada segundo será valioso. Las nadadas en el mar, el sol hasta tarde, los atardeceres, los brindis, las risas. Volveremos a reírnos juntos. Fuerza y coraje. ¡Nos vemos pronto! Papa Francisco.

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