“El cuerpo humano no tiene un sistema para excretar el exceso de hierro”, subraya Hemocromatosis Australia. EFE/David Chang.
Todos hemos oído hablar de la anemia y sabemos qué consecuencias tiene la falta de hierro para la salud. Sin embargo, su exceso también puede ocasionar daños importantes.
El hierro es un elemento fundamental que obtenemos a través de nuestra alimentación diaria. Es necesario para producir hemoglobina, una proteína que forma parte de los glóbulos rojos y que se encarga de transportar el oxígeno por todo el cuerpo.
“El cuerpo humano no tiene un sistema para excretar el exceso de hierro”, subraya Hemocromatosis Australia, una entidad sin ánimo de lucro dedicada al apoyo de las personas con hemocromatosis y sus familias.
Dos tipos
En condiciones normales, el organismo controla los niveles de hierro absorbiendo sólo la cantidad que necesita. Pero en el caso de las personas con hemocromatosis, la absorción de hierro es mayor y el excedente se va acumulando en los órganos y las articulaciones.
“El exceso de hierro produce daños tóxicos sobre todo donde más se acumula, que es en el hígado, pero también en el páncreas, en el corazón y en las articulaciones. Puede terminar causando cirrosis, insuficiencia cardiaca, diabetes… es decir, un daño generalizado”, precisa Albert Altés, presidente de la Asociación Española de Hemocromatosis.
El hematólogo explica que hay dos tipos de hemocromatosis. “Por un lado está la hemocromatosis hereditaria, una enfermedad genética que se transmite de padres a hijos. Por otro, están las hemocromatosis secundarias que, básicamente, se deben a transfusiones. Es decir, ocurren cuando a una persona, por el motivo que sea, se le tiene que transfundir sangre muchas veces. Como esta sangre lleva hierro y el organismo no tiene ningún sistema para eliminarlo, al final se acumula mucho y causa toxicidad”, detalla.
La Asociación Española de Hemocromatosis señala que las hemocromatosis secundarias “suelen afectar a jóvenes con anemias graves de origen genético y que requieren transfusión (talasemia mayor y drepanocitosis) o a personas mayores con anemias crónicas adquiridas por ‘degeneración’ de la médula ósea”.
Entre las hemocromatosis hereditarias hay distintos tipos. Según explica el doctor Altés, “el más frecuente afecta más a varones que a mujeres y suele diagnosticarse a partir de los 50 o 60 años, que es cuando empiezan a presentar problemas, sobre todo en el hígado, debido al acúmulo de hierro”.
“Estas personas, a través del intestino, absorben más hierro de la cuenta durante toda su vida. Pero este hierro es sólo un poquito más de lo normal, por lo que el organismo tarda muchos años en sobrecargarse. Lo habitual es que estas personas no tengan ningún problema hasta que llegan a los 50 o 60 años, que es cuando han acumulado suficiente hierro como para que cause enfermedad”, indica.
Asimismo, el facultativo aclara que en las mujeres la hemocromatosis es menos frecuente debido a las pérdidas de sangre que se producen en la menstruación.
Por otro lado, “hay un tipo de hemocromatosis que afecta a gente joven y lo hace de una forma devastadora. Son personas a las que les falla el corazón y, cuando se hace el trasplante cardíaco, se ve que lo que tenían era una hemocromatosis juvenil. Afortunadamente, es muy poco frecuente”, expone el doctor Altés.
No obstante, el especialista afirma que también hay personas que pueden tener genética de hemocromatosis y morir de viejos sin que les pase absolutamente nada durante toda su vida.
Además, el hematólogo señala que existen factores externos que modelan la probabilidad de que la enfermedad se manifieste más o menos.
“No va a tener el mismo grado de enfermedad una persona que, aparte de tener hemocromatosis, bebe alcohol que otra que no lo hace”, destaca.
Del mismo modo, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos expone que el alcohol puede empeorar el daño hepático producido por la hemocromatosis.
Esta entidad también subraya que hay ciertos factores que pueden incidir en la gravedad de la hemocromatosis. “Por ejemplo, una alta ingesta de vitamina C puede hacer que la hemocromatosis empeore, ya que la vitamina C favorece la absorción del hierro presente en los alimentos”, precisa.
Extracción de sangre
El tratamiento para las personas con hemocromatosis de origen hereditario consiste en extraerles sangre, lo que se conoce con el nombre de flebotomía.
“Es un tratamiento muy sencillo y si se instaura precozmente, es decir, cuando la persona tiene una sobrecarga de hierro pero todavía no es lo suficientemente grande como para causar daño orgánico, lo único que se tiene que hacer son flebotomías. Esta persona continuará hiperabsorbiendo hierro, pero ya no va a tener consecuencias como cirrosis, diabetes, etc”, manifiesta el doctor Altés.
“Hay una fase de tratamiento que llamamos de depleción del hierro y que consiste en hacer flebotomías semanales guiándonos por análisis de sangre que nos dicen cuánto hierro hay en el organismo. Estas personas pueden necesitar que se les extraiga sangre semanalmente durante seis meses o un año, hasta que detectamos que el hierro ya está muy bajo”, precisa.
“Una vez concluida esta fase, los pacientes con hemocromatosis de origen genético siguen sometiéndose a flebotomías, pero más espaciadas en el tiempo. Así, las extracciones de sangre en lugar de hacerse cada semana se hacen, por lo general, cada tres o cuatro meses”, agrega el galeno.
El tratamiento “es un poco incómodo porque a la gente no le gusta tenerse que pinchar cada semana, pero es absolutamente eficaz. Con cada flebotomía se extraen unos 200 miligramos de hierro, que es una cantidad muy grande si consideramos que cada día se absorbe sólo un miligramo”, destaca el hematólogo.
No obstante, el tratamiento es distinto para los pacientes con hemocromatosis secundaria. “Los casos de hemocromatosis secundaria se deben al acúmulo de hierro generalmente causado por transfusiones periódicas. Usualmente, la causa de dichas transfusiones es una anemia crónica grave y, por lo tanto, no es posible tratar a los pacientes con flebotomías. Debe recurrirse siempre al uso de fármacos quelantes del hierro”, explica la Asociación Española de Hemocromatosis.
Alimentación
Respecto a la alimentación que deben llevar las personas con hemocromatosis, los especialistas del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido manifiestan que no es necesario hacer grandes cambios en la dieta, ni eliminar todos los alimentos que contengan hierro. “Esto no sería de gran ayuda si se está recibiendo tratamiento y podría suponer que no se obtenga la nutrición necesaria”, recalcan.
Asimismo, señalan que, habitualmente, a las personas con hemocromatosis se les recomienda seguir una dieta sana y equilibrada, evitar alimentos enriquecidos con hierro, como por ejemplo los cereales del desayuno, no tomar suplementos de hierro ni de vitamina C y evitar el consumo de alcohol.
Si bien la hemocromatosis de origen genético no se puede prevenir, es fundamental diagnosticarla a tiempo para poder someterse al tratamiento antes de que el hierro acumulado en el organismo produzca daño orgánico.
Por ello, los hematólogos recomiendan a los hijos, padres y hermanos de una persona a la que se ha diagnosticado este tipo de hemocromatosis que se sometan a las pruebas necesarias para saber si ellos también tienen la enfermedad.