El hígado graso o esteatosis hepática metabólica (EHmet), es la enfermedad del hígado que con más frecuencia afecta a la salud de la población adulta.
“Es una patología que no presenta síntomas, siendo diagnosticada en muchos casos en un análisis de rutina cuando se mide el índice de transaminasas o en una ecografía abdominal solicitada por otro motivo”, explica la Doctora Marta Abadía, hepatóloga y especialista en aparato digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas.
¿Qué lo provoca?
Como su propio nombre indica, se genera cuando hay un exceso de grasa en los hepatocitos. Los alimentos ricos en azúcares y en calorías, junto al alcohol son los principales causantes de esta enfermedad.
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Las vacaciones y el verano incrementan la ingesta de productos con más azúcares, como los helados, refrescos, e incitan a un mayor consumo de alcohol, como cervezas, vino, entre otros; debido a las altas temperaturas.
Las cantidades de consumo de alcohol muchas veces alcanzan límites perjudiciales al sobrepasar los 20 gramos en mujeres y los 30 en hombres.
“Si a esto les añadimos que también solemos llevar una vida más sedentaria, es frecuente que los depósitos grasos en el hígado se incrementen”, indica la experta.
¿Cuándo es más frecuente?
El hígado graso suele predominar más en hombres que en mujeres, y por lo general, a partir de los 40 años, donde pueden influir otros factores como la obesidad o la diabetes mellitus (una alteración en el azúcar en sangre).
En algunos casos, aunque menos frecuentes, podría darse la enfermedad por hígado graso en niños, a partir de los diez años de edad.
Esteatosis hepática metabólica
La esteatosis hepática metabólica, también conocida como hígado graso no alcohólico, es más habitual que la enfermedad hepática por alcohol, ya que hay un mayor número de pacientes con sobrepeso u obesidad que pacientes que practiquen un consumo de alcohol perjudicial.
Normalmente, está asociada al Síndrome Metabólico, un grupo de trastornos que se presentan a la vez y que fomentan el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, entre otros problemas de salud. Aunque llevar una vida con hábitos poco saludables también puede propiciar el desarrollo de la enfermedad.
A la hora de controlar el transcurso de la enfermedad, es fundamental comprobar mediante otras pruebas médicas si también existe inflamación en el hígado (esteatohepatitis) y fibrosis.
Riesgos que conlleva el hígado graso
La enfermedad por hígado graso puede acarrear otros problemas de salud más graves. Como aclara la Doctora: “la presencia de hígado graso va asociado además a un aumento del riesgo cardiovascular con mayor riesgo de problemas cardíacos (anginas o infartos) o accidentes cerebrovasculares, que son la principal causa de muerte en estos pacientes”.
Aunque en principio no es una patología demasiado grave, si no se trata adecuadamente, podría convertirse en una cirrosis hepática, el último estadio de daño hepática. Así como desarrollar múltiples complicaciones, como el cáncer hepático o incluso la necesidad de un transplante de hígado.
Tratamiento y prevención
Para averiguar si padece de hígado graso, con una simple visita al especialista bastará para averiguarlo.
Por otro lado, todavía no se ha confirmado la eficacia de ningún fármaco frente a esto, por lo que la mejor solución tanto para tratarlo como para prevenirlo, es llevar una vida saludable.
La pérdida de peso, controlar los niveles de azúcar en sangre, bajar los niveles de colesterol y triglicéridos. Tener controlada la hipertensión, así como realizar ejercicio físico junto a una buena dieta; son los factores esenciales para tener esta enfermedad bajo control.