Recién iniciado su período de Gobierno, el expresidente Hipólito Mejía participó en una reunión con la dirección del Banco Central y cuando fue interrogado por qué cambió de crítico a defensor de la gerencia de esa institución dijo: “no es lo mismo con guitarra que con violín»
El reelecto presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha sido ampliamente felicitado por sus acciones contra la delincuencia en su país, con decenas de miles de bandidos encarcelados con duras restricciones.
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El doctor Roque Espaillat, candidato presidencial del partido de Ramfis Trujillo, tiene un aguerrido discurso contra pasados y presentes funcionarios, legisladores y dirigentes políticos, planteando acabar con la corrupción castigando desde arriba hacia abajo y no solamente a delincuentes comunes.
Lo anterior enseña lo siguiente: los papeles y los micrófonos aguantan cualquier arrogancia o desafío al status quo, pero, que yo sepa, Bukele no tiene a ningún prisionero funcionario, congresista o tutumpote, y Roque Espaillat desafía a los corruptos por televisión sin ninguna cuota de poder, solamente su atractivo discurso a una ciudadanía mayoritariamente miedosa e ignorante.