“Estaba considerado como uno de los primeros juristas del país. Era reputado como una autoridad en derecho civil y se le reconocía una gran claridad y brillantez expositivas en sus tiempos de profesor universitario”.
Con estas palabras resumió el licenciado Julio A. Cuello, presidente de la Suprema Corte de Justicia en 1965, la vida no muy larga pero intensa en aprendizaje, trabajo y enseñanzas del prominente abogado y maestro Hipólito Herrera Billini. Cuello pronunció el panegírico. Ubi Rivas, que entonces cursaba la carrera de derecho, habló a nombre de los estudiantes, describiendo al catedrático universitario como “excelente y bondadoso, querido por sus discípulos”.
Hipólito Herrera Billini, cuyas vida y obra reconoce una calle del Centro de los Héroes, fue además escritor, diplomático y magistrado.
La revista de la Juventud Universitaria de junio de 1942 lo consideró “uno de los más conspicuos jurisconsultos nacionales y una de las autoridades del derecho civil en la República Dominicana, primacía que comparte junto con los licenciados José Humberto Ducoudray y Manuel María Guerrero”.
“En la cátedra, su palabra docta y fluida está prestigiada por una natural elocuencia que penetra en el espíritu de los estudiantes, alcanzando con avanzado método pedagógico los nobles y altos objetivos de divulgar diáfanamente la cultura jurídica con definida aptitud de maestro”, agrega.
Herrera Billini ingresó a la Universidad de Santo Domingo en octubre de 1943. Impartía las asignaturas Introducción al estudio del Derecho Civil, en el primer curso, y Derecho Procesal Penal, en el tercero.
Entre los principales trabajos que publicó figura su conferencia “La emancipación jurídica de la mujer casada”, 1942.
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Primeros estudios y funciones
Hipólito nació en Baní el 26 de julio de 1903, hijo de Manuel Augusto Herrera Echavarría y Consuelo Altagracia Celestina Billini García. Se graduó bachiller en filosofía y letras en la Escuela Normal de Ciudad Trujillo y el 20 de octubre de 1924 fue investido como licenciado en Derecho en la Universidad de Santo Domingo.
En esta academia fueron sus maestros los eminentes jurisconsultos Ángel María Soler, Jacinto R. de Castro, Horacio V. Vicioso, Manuel Arturo Machado y Manuel de Jesús Troncoso de la Concha.
En la revista Renovación, del Instituto Trujilloniano, de 1953, se detallan los cargos ocupados por él hasta la fecha: regidor del Ayuntamiento de Santo Domingo; secretario de la Asamblea Revisora de 1934; juez de la Cámara Civil del Distrito de Santo Domingo; primer secretario de la Legación Dominicana en México; juez de la Corte de Apelación de Ciudad Trujillo; presidente de las cortes de Apelación de San Cristóbal y Santiago; juez de la Suprema Corte de Justicia; procurador general de la República; presidente de la Suprema Corte de Justicia; catedrático de la facultad de Derecho.
También fue presidente de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional en dos periodos de un año.
Le condecoraron con las órdenes de Duarte; Trujillo y Cristóbal Colón, Gran Cruz, Placa de Plata.
“Abogado de abogados”
A Herrera Billini se le atribuían tan elevados conocimientos jurídicos que los demás abogados le consultaban en casos difíciles, por eso le llamaban “abogado de abogados”.
Estuvo casado con Mercedes Luisa Pellerano Amechazurra, madre de sus hijos Hipólito, Rafael Augusto y Consuelo Isabel Herrera Pellerano. Murió el 20 de abril de 1965, a los 62 años, en su residencia de la calle Benito Monción.
Dice la necrológica del Listín Diario que “su repentina muerte dio término a la carrera de un caballero emparentado con representativas familias de esta sociedad”.
La calle
La resolución del Ayuntamiento del Distrito Nacional justificó el homenaje de una calle a Hipólito Herrera Billini, al considerar que “supo imprimir a sus actuaciones, tanto en la vida pública como en la privada, toda la rectitud e idoneidad que era dable esperar de su sólida formación civilista”.
El 22 de agosto de 1973 designó con su nombre la antigua calle “B” del Centro de los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo.