El 27 de septiembre de 2019 es una fecha que nunca olvidará Antonio Taveras, primer teniente de la Policía Nacional, porque fue el día que perdió su visión, cuando a bordo de su motor, justo en el trayecto de Pedro Brand a Los Alcarrizos, unos desaprensivos le hicieron un impacto de proyectil en el cráneo que le cruzó por detrás de sus dos ojos provocándole una lección del nervio óptico.
“Me sustrajeron mi arma de reglamento y la lección fue tan fuerte que terminé quedando ciego”, dice con detenimiento y concentración, como si tuviera narrando su propia película, en el que el tema central es la superación personal tras un camino lleno de adversidades.
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¿Qué fue lo más difícil de este proceso?, le cuestiono, a lo que Anthony como se le suele llamar, responde de manera pausada, “lo que más sufrí fue el cambio de la gente y sentimos como que estamos dando pena. Muchas veces nos excluyen de ciertas actividades, no valoran los talentos que tenemos para determinados oficios y que podemos llevar una vida normal. Se me dificulta hacer nuevas amistades, pero me siento bien compartiendo con personas ciegas porque entienden la situación”.
Pero su historia no terminó con ese lamentable suceso, a seguidas, con un tono más esperanzador y entusiasmado, expresa que ya se adaptó a este proceso. “Me siento útil e independiente, ya aprendí a usar mi teléfono y convivo normalmente con mis esposa y dos hijos”.
En el Patronato Nacional de Ciegos (PNC) desde hace cuatro años recibe clases de clases de informática por lo que domina Microsoft Office, Word, YouTube, plataformas de empleos, redes sociales y otras aplicaciones.
Además, trabaja en la Policía Nacional, donde desempeña el cargo de analista en el departamento de gestión de subsidio de la Dirección Central de Recursos Humanos de casos de riesgo laborales y estancia de maternidad. “Mis funciones son impartir charlas internas para los reportes de riesgos laborales, ya que se dan situaciones de que algún integrante de la Policía Nacional no recibe los beneficios de ley que le corresponde por un accidente laboral o una enfermedad y desde aquí se le ayuda”.
Él es tan solo es una de las voces de los 672 participantes activos que están en proceso de rehabilitación en PNC que, gracias a esta entidad sin fines de lucro, pueden ser personas independientes y útiles a sus familias y a la sociedad.
Demandas y necesidades:
De acuerdo con Milka Morales, presidenta de la Junta Directiva del PNC, a esta entidad le urge un equipo médico que se llama Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) porque para hacer una cirugía hasta de catarata, que es la más simple le exigen ese estudio y no tiene cobertura de ningún seguro.
Además, necesitan un oftalmólogo en Barahona para que pueda dar servicio a toda esa zona Sur. “Estamos abiertos a recibir personas que deseen aportar con sus conocimientos para que los ciegos puedan aprender y ampliar sus conocimientos”,
Otras demandan de un profesor de piano para que imparta clases porque tienen 11 participantes con vocación artística. “Tenemos el piano, pero necesitamos un profesor, hasta al Ministerio de Cultura le hemos solicitado un profesor y no hemos tenido respuestas algunas”.
Un llamado a Edesur
En el PNC tienen un problema muy serio con el transformador que dejó de funcionar hace dos años y les conectaron unos alambres que se queman con frecuencia provocando que los participantes no reciban sus clases. “Contactamos todas las semanas a Edesur y necesitamos con urgencia resolver este problema porque cada vez que sucede eso las consultas tienen que detenerse, el centro de masaje no funciona y nos quedamos incomunicados. Necesitamos que Edesur nos oiga y venga a instalarnos un transformador”, clama la señora Morales.
Alianzas y estrategias:
El PNC tiene diversos acuerdos interinstitucionales entre los cuales están un convenio con el hospital de los Alcarrizos, Supérate, con el Consejo Nacional de Discapacidad, Minerd, Fodearte y Servicio Nacional de salud y la Agencia de Cooperación de Japón
Falta de infraestructuras accesibles:
Las personas con discapacidad visual utilizan la memoria muscular para transitar a lugares donde frecuentan, cualquier obstáculo representa un riesgo para ellos, quienes ya han memorizado una ruta o camino especifico.
Destacando los puntos principales que representan mayor peligro para el desplazamiento de las personas con discapacidad visual, se encuentran las aceras, las mismas se encuentran mayormente obstaculizadas por comerciantes, escombros y cúmulo de basura. Las zonas más difíciles para las personas con discapacidad visual son las de acceso al transporte público y cruce de intersecciones. “En nuestro país es necesaria la adecuación a nivel de infraestructura para el desplazamiento de las personas ciegas, pantallas todo táctiles en paradas de autobuses y aceras utilizadas como puntos de abordaje, así como también más semáforos sonoros actualmente solo contamos con uno de estos a nivel Nacional. Se debe promover el aumento de consciencia de la población ante la inclusión”.
Las personas que no ven, ¿Cómo las llamo?
Es importante recordar que las personas ciegas también tienen sus derechos y capacidades y que al referirnos a ellos se debe hacer con respeto y dignidad.
Ante esa pregunta la señora Milka Morales proclama que la forma correcta de llamarlos es por sus nombres, en todo caso, personas ciegas o con discapacidad visual. “Nunca utilizar los términos no videntes, incapacitados invidentes ni cieguitos”.