Historiografía de la literatura dramática dominicana

Historiografía de la literatura dramática dominicana

Clásico de la literatura dramática dominicana

Por: Bienvenida Polanco
En la primera parte de este artículo hacemos mención de los autores pioneros en la elaboración de estudios de fondo sobre la literatura dramática nacional. El primero conocido, por fray Cipriano de Utrera, data de principios del siglo XX. Es un ensayo sobre nuestro documento de mayor antigüedad conservado -1588-, el ‘Entremes, de Cristobal de Llerena’. Posteriormente los hermanos Henriquez Urena, Pedro y Max, editaron sus investigaciones sobre la temática en 1936 y 1945 respectivamente; y en aquel último año salió a la luz desde la universidad de Santo Domingo ‘Raiz y trayectoria del teatro en la literatura nacional’’, de Manuel de Jesus Goico Castro.

En 1952, Américo Cruzado publica el libro ‘El teatro en Santo Domingo’, en el que nos presenta un inventario de las compañías que visitaron el país entre 1905 y 1929 incluyendo esporádicas informaciones relacionadas. En 1959 un breve libro de Jaime Lockward recapitula lo dicho por Goico Castro y agrega de novedad sólo unos pocos datos nuevos ‘Teatro dominicano: Pasado y presente’. Posteriormente los años sesenta y setenta del siglo pasado vieron la aparición de algunas reseñas en ediciones enciclopédicas nacionales y antologías internacionales que repitieron lo ya escrito sobre el pasado de nuestra literatura teatral y en cada caso actualizaron tangencialmente las nuevas facturas y estrenos. Marcio Veloz Maggiolo publica en 1972 su opúsculo “Evolución Histórica del Teatro Dominicano”, que sirvió a los fines de establecer categorías entre las principales figuras de la escritura teatral desde los años cincuenta a 1970. También en 1972 Alcántara Almanzar editó la ‘Antología de la Literatura Dominicana’ que trazó pautas definitorias sobre la representatividad de nuestros autores nacionales.

En 1981 el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, INTEC, puso en circulación el tomo de ‘Teatro’ correspondiente a la ‘Antología Literaria Dominicana’. Se presentaban íntegras las piezas de los autores señalados por Veloz Maggiolo y Alcántara Almánzar, más algunos otros de diferentes épocas, como muestra evolutiva de la dramaturgia nacional. De gran importancia para la historiografía de la literatura dramática dominicana fue incluir en esta antología preparada por Margarita Vallejo, el ensayo de Goico Castro. Los ochenta fueron la época de inmensa labor editorial de la Casa de Teatro, institución que se encargaba de imprimir los resultados de los mejores autores presentados a sus concursos de escritura teatral; constituye un tema importante pendiente de estudio y reconocimiento.

En 1984 apareció un libro esencial: ‘Panorama del teatro dominicano’, a iniciativa del Grupo de Teatro Gratey y bajo la coordinación de Freddy Ginebra Giudicelli. Gratey ofrecía a la bibliografía dominicana un utilísimo balance instrumentado y textual de cada escrito anteriormente aparecido sobre cualquier aspecto del tema; hoy por hoy es lugar común, imprescindible para los investigadores.

En aquel mismo año se publica la ‘Historia Crítica del Teatro Dominicano’, de una particular impronta teórica de corte sociológico-materialista, escrita por José Molinaza. El aporte de este libro se plasmó específicamente en dos aspectos de orden práctico: un recuento numérico sobre la cantidad y los títulos de piezas editadas en suelo nacional hasta 1930 y sobre los escenarios del país; y en segundo lugar, facilitaba a la luz pública la edición príncipe de seis obras escritas por dos importantes autores: De Félix María Del Monte ‘Duvergé o Las Víctimas del 11 de abril’, ‘Ozema o la Joven [virgen] Indiana’, y ‘El último abencerraje’; y tres piezas de Federico Bermúdez: ‘El carnaval’, ‘El licenciado Arias’ y ‘Mellizos’.

En el transcurso de las décadas ochenta y noventa proliferaron los suplementos culturales y en consecuencia los escritos sobre temas dramatúrgicos. -Una vez más recordemos que ‘Dramaturgia’ es cualquier espacio intelectual o físico donde convergen, referidos al teatro, el texto y la representación. El texto es literatura; la representación es lo característico del teatro y su esencia es la gesticulación humana-.

No es, sin embargo, hasta entrado el siglo XXI cuando aparecen los subsiguientes textos de extendida validez teórica. En el 2003 Carlos R. Mota imprime en Amigo del Hogar quinientos ejemplares de su libro ‘Corrientes Renovadoras en el Teatro Dominicano del Siglo XX’. Es éste un estudio acucioso sobre nuestra literatura dramática nacional; bien hilvanado, moderno y terminado en los límites propuestos; se proyecta a partir de una división generacional de los autores representados.

En 2020, Edgar Valenzuela publica una compilatoria ‘Muestra de dramaturgos del sur’ que incluye autores importantes oriundos de esa área geográfica del país, desde Ulises Heureaux Hijo, Tulio cestero, Damirón, Perdomo, Incháustegui Cabral; a otros más contemporáneos como William Mejia, y una graciosa pieza de teatro breve escrita por Emilia Pereyra. En el 2004 una edición de Howard Quackenbush actualizó el inventario creativo dramático del siglo XX presentándonos un conjunto de piezas de diferentes autores: ‘Antología del Teatro Dominicano Contemporáneo’, una publicación conjunta entre Brigham Young University y la Librería La Trinitaria.

La actualización del teatro clásico griego en la dramaturgia dominicana es el tema del libro de Doris Melo, escritora dominicana establecida en Puerto Rico: ‘Mito y Tragedia en el Teatro Hispanoamericano y Dominicano del siglo XX’.

La crónica teatral de las últimas dos décadas ha tenido en algunos articulistas de periódicos a excelentes aliados. Destacan Carlos Castro, José Rafael Sosa. Carmen Heredia, quien ha editado a partir del 2004 dos series de sus escritos: ‘Espacios de Teatro y Danza’, y ‘Desde la Platea’.

El profesor Carlos R. Mota desde Estados Unidos preparó una ‘Antología de teatro dominicano’ en el 2006. Incluye piezas de Armando Oscar Pacheco, Américo Lugo, Mélida Delgado, Manuel de Jesús Javier García, Margarita Vallejo, Manuel Rueda, Franklin Domínguez, Héctor Incháustegui Cabral, Iván Garcia, y Arturo Rodríguez-Fernández.

En el año 2007 el profesor Quackenbush editó ‘La mujer en el espejo’, una interesante compilación anotada de piezas escritas por diez autoras dominicanas, de nuevo con la colaboración de la Librería La Trinitaria. En 2016, la Academia de la Lengua aúna esfuerzos con Refidomsa a iniciativa de Felix Jiménez y se edita en un volumen de 575 páginas la ‘Antologia de Teatro : Clásicos de la literatura dramática dominicana’. El ‘Estudio preliminar’ es un elaborado y extenso ensayo histórico que estructura una vinculación cronológica de autores y obras desde los grandes movimientos de la cultura occidental: a partir del texto más antiguo conservado de nuestra literatura dramática.

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