En el campo de la investigación científica sobre los lenguajes visuales de las Américas y del Caribe, Vicente Pimentel ocupa una lugar de excepción.
La despedida del maestro Vicente Pimentel se ha manifestado con una amplia variación de impresiones y sentimientos, porque definitivamente con ella se abren aspectos fundamentales de su obra y vida. La personalidad discreta, prudente y comedida del maestro Pimentel suscita en el medio intelectual y artístico dominicano mucha curiosidad e interrogantes que valdría la pena canalizar una perspectiva de acción artística y cultural para que su obra sea estudiada, conocida y razonada para el beneficio de la Historia del arte contemporáneo en República Dominicana.
Su partida ha puesto en evidencia una obra fundamental dentro de la Historia del arte contemporáneo ,con matices y complejidades específicas que tienen que ser analizadas y canalizadas en acciones y eventos que evidencien la excepcionalidad de un maestro del abstraccionismo lírico internacional, residente en Francia por más de cuarenta años, país desde donde produjo la amplia mayoría de su obra y donde confirmó su lenguaje visual señalado por los profesionales del juicio crítico de las artes, como un abstraccionista singular, adueñado de toda una disciplina de estudio e investigación de materia pictórica, con un rigor de alquimista hasta encontrar la tesitura buscada en los pigmentos.
Estamos frente a un maestro, hijo de Quisqueya que con sus treinta y pico de años se establece en Francia gracias al mecanismo de las becas, para desarrollar todo su potencial plástico ya muy maduro y poderoso, reforzado con la agudeza de una formación académica sólida que devolvió a sus estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Visuales, donde formó a muchos artistas que hoy gozan de reconocimiento y valoración nacional.
Vale destacar que mientras su obra se desarrollaba desde París hacia el mundo, un inexplicable silencio impidió que corriera la información crítica sobre su carrera.
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Recordamos su asombro por la falta de interés en los medios de comunicación donde él mandaba su material para la prensa cultural… Asombro, que fue instalando en su personalidad un sentimiento de melancolía por la indiferencia y el silencio sobre sus logros.
Pero lo interesante en el caso de Pimentel es que para quienes no quisieron poner las luces sobre el éxito de su trayectoria a nivel internacional, esto no impidió que la misma fuera recibida con alto grado de valoración visual y estética en los medios profesionales del arte, tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia. Vale la pena referirse a la conferencia que fue llevada en la Fondation Clément de la isla Martinica donde se expresaba ´´El nombre de Vicente Pimentel no aparece en las historias del arte del Caribe. En efecto, el artista construye su carrera en París, al exterior de República Dominicana, donde nació y creció, aunque en sus telas encontremos motivos que nos llevan hacia los recuerdos de su infancia. Obras de tamaño impresionante, con un formato que se acerca al de los expresionistas abstractos, de tal manera que se imponen al espetador. Muchas críticas sugieren un acercamiento con el arte rupestre. La superficie se sus telas está colmada de graffittis, el título de su obra “Sémantique de la mémoire” (Semántica de la memoria) confirma la importancia del tema memorial. Aquí se tocó a fondo la esencia misma de su trabajo, nunca fuera de la memoria de su tierra de origen, una memoria llevada por la esencia y la mística del recuerdo espiritual.
Mencionemos entonces a Christoph Singler, “Pimentel resalta las composiciones más diversas a partir de la concentración sobre lo esencial de la pintura. En algunas de sus obras, aparecen, en un vacío, apenas algunos islotes cuya realización es apenas sostenida. En otras obras, por ejemplo Cajarc II de 1989, en una exposición dedicada a las relaciones entre arte rupestre y arte contemporáneo, aparecen unos trazos de gran intensidad en un espacio accidentado, así como en la pared de una cueva…
Pimentel llevaba con su obra el camino necesario de su vida para encontrar la verdad, una verdad que no podía ser ajena a la mística de la poética tanto en sus trazos como en sus líneas, así como en las palabras que liberaba como un intento de hacer con ellas lo que hacía con la materia tierra, una escritura del alma.
La composición visual de Vicente Pimentel es una auténtica semántica, porque la construcción se hace en el encuentro conjugado, entre trazo y mancha, huella y sello, en un enfrentamiento siempre frágil y delicado, nunca violento.
En el campo de la investigación científica sobre los lenguajes visuales de las Américas y del Caribe, Pimentel ocupa una lugar de excepción, tanto en la composición, como en la combinación matérica y el recurso entre accidente premeditado y accidente inesperado, que siempre el artista dejaba apartado, para analizarlo y meditarlo antes de perseguir la pulsión del gesto. Entendamos pues que el abstraccionismo nos presenta imágenes libres y autónomas que no representan a la realidad, pero que existen solo por ellas mismas, regalando una liberación de la mirada que deja de lado toda forma identificable.
La poética visual de Pimentel se reconoce por una fuerza gestual, exclusiva, que alcanza un estremecimiento expresivo invitando a multiplicar una variación de interpretaciones sin límites.
Hemos podido presenciar al artista trabajando desde el suelo, estableciendo el fondo de la tela con una sutileza aguada entre la ternura del gris y la elocuencia matizada del azul. El fondo era de primera urgencia para él quien nos confesaba con su sentido sutil de las palabras “todo vendrá desde el fondo, para que vuelen y floten las señales y los signos”.
Se fue a lo más alto de su obra, el artista, maestro cósmico de la imagen nos deja en la tierra toda la signografía visual de los secretos de su alma.
Confirmamos toda nuestra esperanza para que la obra de Vicente Pimentel encuentre en su tierra la acogida académica e institucional que se merece.
Sus hijos Gregory y Lorena, herederos del conjunto patrimonial artístico, llevarán la tarea de mantener la factura abstraccionista lírica de Vicente Pimentel en las altas convocatorias del arte contemporáneo, porque es ese espacio que el maestro supo ganarse con trabajo, determinación y mucha dignidad y honra.
Abrimos la perspectiva de una exibición internacional que, partiendo de República Dominicana, nos honre de un catálogo razonado de su obra. Vale la pena que los sueños aterricen en la realidad.