Hoy 31 de enero celebramos en la República Dominicana el Día Nacional de la Juventud, en honor a Juan Melchor Bosco, quien es considerado como el “Padre y Maestro de los Jóvenes”.
«Don Bosco», como era conocido, dedicó su vida a trabajar en favor de la juventud, especialmente en su formación laboral y religiosa. Su legado ha trascendido fronteras y religiones. Es por tal motivo, que el de 5 diciembre del año 1993, se crea la Ley 20-93, la cual establece en su artículo No.1, el 31 de Enero, Día Nacional de la Juventud en honor a “Don Bosco”.
Esta ley también dejó instituido el Premio Nacional de la Juventud, que es el mayor reconocimiento que otorga el Estado Dominicano a través del Ministerio de la Juventud a los jóvenes del país que se destacan en sus comunidades por sus aportes al desarrollo de nuestra nación.
¿Quién era Don Bosco?
Giovanni Melchiorre Bosco Occhiena conocido como Don Bosco, fue un sacerdote y educador italiano del siglo XIX.
Nació en Il Becchi, Reino de Piamonte-Cerdeña, el 16 de agosto de 1815. Su obra se dirigió al amparo de huérfanos, a la creación de las escuelas Salesianas, que se extendieron por el mundo.
Fue uno de los sacerdotes más cercanos al pontificado de Pío IX y al mismo tiempo logró mantener la unidad de la Iglesia durante los duros años de la consolidación del Estado italiano y los enfrentamientos entre este y el papa que ocasionó la pérdida de los llamados Estados Pontificios y el nacimiento de la Italia Unificada.
Bosco fue autor de numerosas obras, todas dirigidas a la educación juvenil y a la defensa de la fe católica, lo que lo destaca como uno de los principales promotores de la imprenta.
Su prestigio como sacerdote y como educador de los jóvenes necesitados o en riesgo, le valió el respeto de las autoridades civiles y religiosas de su tiempo y de su país, así como una notable fama en el extranjero.
Fundó la Congregación Salesiana, el Oratorio Salesiano y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
Bosco murió en Turín, Italia, el 31 de enero de 1888. Fue canonizado en 1934 por Pío XI. Su festividad se conmemora el 31 de enero.