Hoy, 3 de septiembre se cumplen 88 años del paso por la ciudad de Santo Domingo del ciclón San Zenón, que dejó la vieja ciudad destruida y desolada y provocó más de 4 mil muertos y miles de heridos. El fenómeno sucedió apenas dos semanas después que el general Rafael L. Trujillo asumió la Presidencia de la República.
El fenómeno sucedió apenas dos semanas después que el general Rafael L. Trujillo asumió la Presidencia de la República.
El huracán “Batatero”, como fue bautizado en ese tiempo, fue de categoría 4 y entró a la ciudad en horas de la tarde por la parte Sur, dejando abandonado y destruido todo lo que encontró a su paso. La ciudad quedó bloqueada y las inundaciones destruyeron carreteras y puentes. El hambre y la desesperación se hicieron presentes en la población.
El ciclón dejó miles de personas sin hogar, de los cuales una gran parte se ubicó en casuchas levantadas con la madera dispersa por toda la capital, mientras que otros fueron alojados en casas de campaña facilitadas por naciones amigas.
La mayor cantidad de las víctimas perecieron por residir en viejas casas de madera . Otra posible causa de la muerte masiva de dominicanos se atribuye a que durante el paso del “ojo” del huracán mucha gente salió de los refugios a rescatar heridos y a observar los daños experimentados.
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Cuando retornó la calma, la ciudad capital estaba sumida en un virtual desastre. La población estaba en estado de shock ante la magnitud de la tragedia. Habían colapsado puentes, calles, redes eléctricas y telefónicas, al igual que el suministro de agua potable y el sistema de alcantarillado. Los hospitales y otros centros médicos estaban desbordados de personas.
El elevado número de muertos superó ampliamente el proceso de identificación de víctimas, que a su vez entorpecía la tarea de rescatar los heridos, sepultados bajo los escombros. Las autoridades procedieron a acumular los cadáveres en lo que es hoy el parque Eugenio María de Hostos, en la avenida George Washington, donde por su elevada cantidad recomendaron su incineración
El país recibió una amplia solidaridad del exterior, de la Cruz Rojas Internacional y de otros organismos de socorro. Por vía marítima y aérea llegó todo tipo de ayuda. Puerto Rico estuvo muy activo, ya que el año anterior había recibido gran ayuda dominicana cuando la vecina isla fue azotada por otro terrible huracán
Datos históricos dan cuenta que al día siguiente de la tragedia el primer aeroplano que llegó a Santo Domingo fue un anfibio de dos motores, propiedad de la Pan American Airways, procedente de San Juan. A la nave le correspondió avisar al mundo la magnitud de la catástrofe, utilizando un potente radio. A los pocos días medio centenar de aviones de diferentes marcas y tamaño habían arribado al país con medicamentos, ropas y alimentos.
El terrible temporal puso de manifiesto la gran solidaridad de Latinoamérica y el Caribe. Por todo el continente se formaron comités de ayuda al pueblo dominicano. De muchas naciones de otros continentes se recibió valiosa colaboración.
Los efectos del ciclón fue filmado por el dominicano Tuto Báez y fue exhibido como película en el cine Capitolio, que estaba en la calle Arzobispo Meriño, casi esquina El Conde, frente a la Catedral. En la cinta se observaron desgarradoras escena durante y después del fenómeno. También se presentaron vistas de la ciudad meses antes del desastre, para fines de comparación. El producto de las taquillas Báez dispuso que fuera para auxiliar los damnificados. La película fue distribuida a nivel internacional por la empresa Paramount.
El reputado meteorólogo Antonio Cocco Quezada, exdirector de Meteorología, en su libro “El Ciclón de San Zenón”, hace una excelente descripción sobre la trayectoria del fenómeno atmosférico. Este artículo fue publicado originalmente en el 2015.