¡HRSURIEL: VIDENCIA, ESTÉTICA & POESÍA!

¡HRSURIEL: VIDENCIA, ESTÉTICA & POESÍA!

La obra pictórica de HRSuriel es visualmente autosignificativa. En muchas de ellas, imagen y texto poético-reflexivo funcionan como elementos complementarios. Es clave esta correspondencia estético-conceptual en su práctica simbólica hasta el punto de que muchos de sus títulos y textos, actúan en ocasiones como subrepticios y sutiles despistes, pero otras veces operan como disparos verbales y cifras llameantes. Sus textos son como gatillos mentales que desatan el disparo y hacen estallar el torrente imagético irresistible…

Glorificando una ética más turbia que represiva, la burocracia oficial posmoderna persigue refrenar la propagación de la pandemia del covid-19, imponiendo legalmente el “estado de excepción”: cuarentena, distancia social y aislamiento absoluto. De súbito, se evoca la borrosa y árida distopía del Panopticum digital, un instante humano arrasado por el miedo, la paranoia y el estrés. Un mundo imprevisible y adventicio que se torna cada vez más plano y donde los poderes fácticos suministran los macabros gestuales del Synopticum (los muchos vigilando a los pocos) y el triste sacrilegio de la libertad.
Luego, a la hora del pre-texto dialógico sobre las repercusiones sociales inherentes a los efectos del combate contra la nueva peste global del covid-19, se impone otra vez la mirada aleatoria y abrasadora desde el legado vital y fascinante de los artistas visionarios cuyas obras operan como intrigantes y profusas criptografías de la anticipación; como insólitas, alucinatorias y excitantes profecías de las aventuras, trances, tensiones, tiempos y contratiempos humanos.
Como prueba legítima de una práctica estética videncial y/reveladora, me atrevo a sugerir una serie de obras pictóricas de poderoso impacto expresivo, sugestiva recursividad visual e inesperada latencia simbólica, realizadas por el multifacético y destacado artista dominicano HRSuriel (1979) entre finales del 2017 y mediados del 2019, tales como las tituladas “Count Turf: Alegorías de falsos ingredientes” (2019); “War emblem: Dubmonster”; “Hill Gail: Palimpsesto (2018) y “Iron Liege: Círculo diabólico” (2019).
Lo primero que traslucen estos trabajos, ejecutados sobre tela y planchas de aluminio, es su alto grado de esteticidad y la pasmosa efectividad de su resistencia crítica, gracias a la rigurosidad de factura, la especialidad de la gramática plástico-visual y la electrizante neofiguracion posexpresionista que, junto al lúcido instinto surreal, rematan las espirales estético-formales y conceptuales capitales de la distintiva fantasmática simbólica de HRSuriel.
En estas pinturas, a las que se suman otras como las tituladas “Tim Tam: Cerebro Balístico” (2019); “Gallahadion: Memoria de una guitarra”(2019); “Real quiet: Pareja mítica” (2019); “Alysheba: Anarquismo” (2019); “Kauai King: Histeria Espectral” (2019) y “Citation: Fiebre digital” (2019), la mayoría de las figuras humanas transfiguradas, llevan puestos trajes de seguridad biológica, máscaras antigás, cubrebocas, respiradores de filtro mecánico y protectores visuales, como especie de prótesis profilácticas y/o adminículos tecnológicos de resistencia contra gases, vapores, partículas y ambientes nocivos.
“Tim Tam: Cerebro Balístico”, siempre nos recordará “Los amantes” (1928), ejecutada por el genial surrealista René Magritte (1898-1967), visionario radical como HRSuriel, quien 90 años después, materializa otra vez el aliento mágico, sincrónico, grácil y paroxístico del absurdo: una atmosfera textural “oxidada” y perceptiblemente “tóxica”, sobre la que emergen desdibujados, mediante densos y energéticos brochazos de tonalidades túrbidas y grisáceas, los perfiles de una pareja besándose, pero con sus respectivos cubrebocas, precisamente similares a los que hoy utilizan millones de personas en todo el mundo contra la infección del covid-19.

“Gallahadion: Memoria de una guitarra”, constituye una reacción pictórica especialmente magnética y reveladora. Sus resortes estéticos y éticos, son tan esplendidos como sus claves conceptuales estructurales y sus inagotables raudales semióticos. La recursividad matérica; el juego de texturas críticas, ácidas y como “metalúrgicas”; el predominio definitivo de las gamas frías, oscuras, sepias y grisáceas, subliman el irremediable patetismo del espacio imaginario.
La incisiva frontalidad expresiva; la ropa térmica; el casco de diseño high-tech y la fictiva visera de cristal; el respirador mecánico; la guitarra electrónica y la mochila de mensajero que atavían el solitario personaje que HRSuriel instala justo en el centro de la composición como especie de rockstar viajero o taumaturgo superviviente de una atmósfera gélida, inclemente, mutagénica y mefítica, devienen cifras profusamente remisivas hacia una topografía humana irrespirable y una distopía social catastrófica.
Revoluciones políticas y sociales; cataclismos; innovaciones tecnológicas e incluso asesinatos, han sido profetizados en diversas épocas por artistas durante sus estados de trance, aunque el sentido último de muchas obras videnciales aún sea controversial. Leonardo da Vinci (1452-1519), predijo la pólvora, el correo, los medios de comunicación y la Internet, mientras que en sus “dibujos proféticos”, el enigmático artista y vidente argentino Benjamín Solari Parravicini (1989-1974), previó la fertilización in vitro (1938); el ataque a las torres gemelas de Nueva York (1939) y la entronización del Papa Francisco (1972).
Los artistas videntes son los que llevan su capacidad creativa hasta un grado máximo de excelencia, anticipándose al tiempo, las circunstancias contextuales y la historia, para abrir territorios simbólicos imprevistos o disociados de la realidad evidente y las practicas estéticas tradicionales. Magritte; Piranesi (1720-1778); William Blake (1757-1827); J. M. W. Turner (1775-1851); Kandinsky (1866-1944); Alfred Kubin (1877- 1959); José Iranzo Almoacid/ANZO (1931-2006) y HRSuriel, son sólo algunos de este linaje.
HRSuriel hunde su visión y su sensibilidad en el infinito de la poesía como videncia primera y última; en la tradición sapiencial universal; la “Alquimia del verbo” y “el desarreglo de los sentidos”(Arthur Rimbaud, 1854-1891), así como en las entidades sensibles de la naturaleza, el logos (la idea), el signo, la materia y el mismo médium pictórico, para subvertir los niveles y estructuras ordinarios o racionales de la realidad y vislumbrar lo invisible, satisfacer lo insaciable, decir lo indecible, desenmascarar la evidencia y materializar sus hallazgos estéticos como llaves especulares; como portales imagéticos de mundos apartes y tiempos singulares.
Ahora bien, aquí se impone advertir que las obras citadas anteriormente han sido creadas por HRSuriel mucho antes de la aparición del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, exigiendo su “lectura abierta” más que la mirada contemplativa ya que, en primera instancia, devienen auténticos relatos poético-visuales, axiomáticamente reveladores en tanto están saturadas de signos, símbolos, cifras, remisiones y agujeros cristalinos de rizomáticas e inefables vibraciones metafóricas.

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