Huelga de regidores, no de médicos

Huelga de regidores, no de médicos

MIGUEL AQUINO GARCÍA
Las vagabunderías de este país simplemente no están escritas, por décadas la ingeniosidad para saquear los recursos del pueblo se han mantenido en constante renovación, y al pueblo trabajador parece que no le queda más remedio que morirse a plazos. Esta es la triste y única conclusión a la que se puede llegar luego de enterarse uno a través de la prensa libre, -único marco de decencia que le queda a este país-, que los paquetes de regidores de los diferentes sectores de la ciudad de Santo Domingo devengan sueldos de 70.000 y 45.000 pesos mensuales, los cuales con el ajuste de sueldo de 30% anunciado por el gobierno para este año, aumentarán a 90.000 y 62.000 pesos respectivamente.

Me tocó leer varias veces la noticia para asegurarme de que no se trataba de un error de imprenta y de que las cifras de estos sueldos eran lamentablemente reales. Pero el escándalo que representa este dispendio de los recursos del Estado es mucho peor de lo que aparenta, porque resulta que esos salarios astronómicos sirven para una función mayormente protocolar, no productiva de verdaderos bienes y servicios para el contribuyente, y para cuyo desempeño no se requiere de ningún entrenamiento o grado profesional, además de que el sueldo astronómico le sale «enterito» limpio de impuesto alguno, porque algún pendejo ya dispuso que eso de pagar impuestos es para aplicárselo a los hijos de machepa, no a los regidores.

Para que el lector tenga al menos una idea de la magnitud de este adefesio, basta con observar que el sueldo anual promedio recibido por cada familia en Estados Unidos fue de 44.000 dólares el año pasado, según estadísticas de la oficina del Impuesto Sobre la Renta (IRS), lo que incluye los sueldos completos de ambos esposos de cada familia, si los dos trabajan. Si a esto se le resta unos 14.000 dólares de pagos obligados de impuestos al gobierno federal y al Estado, el sueldo real de la familia promedio americana fue de unos 30.000 dólares, que resulta ser inferior al sueldo que recibirán los flamantes regidores de la república «banana» dominicana, ya que 90.000 pesos mensuales equivalen a un sueldo anual de 1.080.000 pesos (un millón y ochenta mil pesos, que representan la suma de 36,000 dólares al cambio corriente de 30 por uno, y que serán recibidos «enteritos» por los regidores, ya que no pagan impuestos, o sea que la familia de un regidor tendrá un ingreso muy superior al de la familia promedio del país más rico del mundo.

Ante una travesía como esta, toda noción de austeridad se estrella contra una muralla de ladrillos de burlas. Así por ejemplo, la demanda de los médicos para que el Estado proceda a ajustar sus modestos salarios de 12.000 pesos mensuales, a abastecer y equipar adecuadamente los hospitales, y su diálogo con el gobierno y de retirar toda amenaza de huelga inmediata en busca de mutuo sacrificio y entendimiento, será percibido por la sociedad como un gesto de sensibilidad social por parte de la clase médica, que demanda la neutralización por parte de las autoridades de dispendios de recursos del Estado, que bien podrían ser aplicados a las necesidades de los trabajadores de la salud. No hay justificación alguna y resulta ser un «contrasentido», la persistencia de un desfalco institucionalizado de los recursos del Estado de esta magnitud, en beneficio extraordinario y directo de individuos por su simple ostentación de cargos políticos, en el seno de un país con todavía graves carencias de servicios fundamentales.

Así pues, los médicos tienen derecho a reclamar que sus importantes servicios, que para ofrecerlos han requerido de su parte un largo y exigente entrenamiento, no debieran ser compensados con su sueldo ocho veces inferior al de un flamante regidor, cuyo único mérito es pertenecer a una organización política y representar los intereses de ésta en el cabildo «una vez a la semana». Se trata de una clara inversión de valores que no resiste el menor análisis. De haber sacrificios, es justo que nos sacrifiquemos todos, no solo la clase médica y el ciudadano contribuyente.

La esperanza es que el presidente Fernández ha demostrado ya su sentido de moralidad pública, y de que es merecedor de la confianza del pueblo, al negarse a aplicar las escandalosas pensiones creadas de último minuto por el saliente presidente Hipólito Mejía, las cuales fueron sometidas a revisión y ajustes por el presidente. Lo mismo se puede hacer con estas escandalosas asignaciones a los regidores en nombre del bien público. ¿Estarían de acuerdo los regidores ante la protesta del pueblo, o por petición directa del presidente, a renunciar voluntariamente a recibir aumento de sueldo o incluso aceptar un recorte rezonable en el mismo? ¿o le tocará a todo el mundo tener que fumarse este tabaco?. Ojo pelao, porque ante un desaguisado como este, los médicos se pueden sentir ahora justificados en contemplar la posibilidad de huelgas, ya sea para que les suban sus sueldos, o para que rebajen el de los regidores, o las dos cosas, aunque dada las catastróficas consecuencias que tiene una huelga médica general, la sociedad espera que estas no se produzcan y que el Colegio Médico continúe ejerciendo prudencia y paciencia, y limando asperezas a través del diálogo con las autoridades, como forma de solución a razonables demandas. Que se corrija pues el adefesio de los sueldos astronómicos de los regidores porque ¿qué pueden hacer estos? ¿irse a la huelga?, ojalá así fuera, ya que una huelga de regidores en nada afectaría los intereses del pueblo, de hecho le sería conveniente. Lo que si afectaría a la gente y las autoridades deben evitar a toda costa, es una huelga de médicos.

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