Elsa Núñez. Dama con flor. Acrílica sobre tela, 24x30 pulgadas, 2023. Fotografía de Mariano Hernández.
“Pienso que nuestro país tiene excelentes artistas y que el arte dominicano solo debería proyectarse con mayor frecuencia internacionalmente. Con la exposición “Huellas Pictóricas”, tuvimos muy buenas opiniones del público asistente a la inauguración, especialmente de la ministra de Cultura del Perú, Sra. Leslie Urteaga; el alcalde de Miraflores, Sr. Carlos Canales y varios embajadores. Todos quedaron impactados y muy complacidos con la muestra” … (Lizett Mejía, 2023).
En el 2017, los ministros de Cultura y de Relaciones Exteriores de República Dominicana acordaron promover las expresiones artísticas y culturales esenciales de nuestro país en el exterior a través de las embajadas y los consulados. “Hoy abrimos un nuevo capítulo, declaró el entonces canciller Miguel Vargas Maldonado, mientras que el laureado escritor Pedro Vergés, sostuvo que cumplir lo pactado iba a ser lo más fácil en su vida, ya que él mismo buceaba mejor que los tiburones martillo en los picados y turbios océanos de la diplomacia. El faroleo pactado, fue pura fantasmagoría.
Durante las últimas dos décadas, todos los gobernantes dominicanos, sin excepción, nos han prometido el gran sueño de la difusión en el exterior de las expresiones culturales y artísticas nacionales a través del Ministerio de Relaciones Exteriores. Ninguno jamás ha cumplido, desestimando de forma burda y absurda el hecho irrebatible de que la diplomacia cultural juega un papel estratégico y trascendental en la política exterior y las relaciones internacionales contemporáneas.
Desde luego, eventualmente, algunos representantes dominicanos en el exterior nos dan pruebas excepcionales de un intento por entender, asumir y ejercer efectivamente la diplomacia cultural como vía primordial para la promoción del diálogo fraternal y enriquecedor entre pueblos, culturas y naciones.
Recientemente, lo acaba de hacer el embajador dominicano en el Perú, Alejandro Arias Zarzuela, al auspiciar la importante exposición colectiva “Huellas Pictóricas”, presentada desde el 13 de septiembre hasta el primero de octubre en la Sala Media del Palacio de las Artes de Miraflores, uno de los principales espacios culturales de la capital peruana.
Dicha muestra estuvo compuesta por veinte obras de ocho artistas, incluyendo personalidades consagradas como Rosa Tavárez (1939-2023); Elsa Núñez (1943) y Geo Ripley (1950), junto a exponentes emblemáticos de la Generación de los 80 como Miguel Gómez (1953); José Sejo (1958); Osiris Gómez (1964) y Lizett Mejía (1967). Subrayando el criterio transigente y abarcador que sostiene la selección, Lizett Mejía, coordinadora y selectora de artistas y obras, remataría con ecuanimidad y precisa visión alentadora, incluyendo dos obras recientes de la emergente y enigmática Pilar Alejandra Asmar (1963).
El acto inaugural de “Huellas Pictóricas” estuvo encabezado por Leslie Urteaga Peña, ministra de Cultura del Perú; el embajador Alejandro Arias Zarzuela; Carlos Canales, alcalde del Distrito de Miraflores y los artistas dominicanos Lizett Mejía y José Sejo, actual presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP). Elsa Núñez, reconocida en 2016 por la Cámara de Diputados como “Gloria de la Pintura Nacional y ejemplo de la dignidad de la mujer dominicana”, estaba supuesta a participar en el acto de apertura, pero no pudo viajar a última hora.
“Huellas Pictóricas” impone su registro como una exposición antológica, bastante representativa de la excelencia estética, la vitalidad expresiva y la extraordinaria riqueza simbólica que exhibe la pintura dominicana contemporánea. Como claves para la exitosa realización de esta muestra, Lizett Mejía destaca el gran interés y el apoyo entusiasta del embajador dominicano en Lima, así como la ardua y efectiva entrega de la ministra consejera Adis Moreaux.
Sobre la diversidad de lenguajes, la flexibilidad conceptual y el esplendor expresivo que signan el conjunto expositivo de “Huellas Pictóricas”, la reconocida historiadora del arte Laura Gil Fiallo sostiene que sus gestores y organizadores “pusieron al alcance del público peruano una muestra cuyo rasgo más característico es que no predomina de manera tajante un movimiento o estilo, sino una vibrante pluralidad…El colorido del trópico tiene un papel que jugar, así como, en muchas ocasiones, una tendencia hacia el expresionismo y también al énfasis en la construcción espacial, aunque con un gusto barroco por la acumulación”
Todo mi apoyo y mis felicitaciones a quienes han posibilitado que el arte dominicano escalara otra vez con gran impacto en el Perú. Y es que organizar una exposición en el extranjero no es tarea fácil, ya que, además de los recursos económicos, son múltiples los aspectos logísticos que han de resolverse para salir airoso de tan exigente desafío. Sin embargo, la apuesta por la diplomacia cultural y el diálogo fraterno a través del arte resulta hoy aún más necesaria que nunca, ya que los artistas, además de innovar, cuestionar códigos, iluminar y enriquecer la vida cotidiana de las personas, también generan con sus creaciones nuevas energías sociales, imprevistas intersecciones espirituales e inéditas visiones hacia el futuro…