La icónica exguerrillera sandinista Dora María Téllez, cumplió este domingo sus 66 años recluida en una cárcel de Nicaragua, acusada de “traición a la patria” por el Gobierno que preside su antiguo compañero de lucha y actual rival político, Daniel Ortega.

Téllez, una sandinista disidente, también cumplió 161 días presa en la cárcel conocida como “El Chipote”, en las afueras de Managua, que administra la Policía Nacional, cuyo jefe, Francisco Díaz, es consuegro de Ortega.

La exguerrillera se hizo conocida en 1978 como “Comandante Dos”, por su participación en el asalto al Palacio Nacional, antigua sede del Parlamento de Nicaragua, que lideró el legendario “Comandante Cero”, Edén Pastora, y que dio como resultado la liberación de más de 60 presos políticos sandinistas.

Ahora Téllez, una crítica de Ortega, forma parte de un grupo de al menos 159 nicaragüenses que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) considera como “presos políticos” en Nicaragua.

En septiembre pasado la CIDH otorgó medidas cautelares a favor de la exguerrillera, “tras considerar que se encuentra en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos en Nicaragua”.

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Según sus familiares, Téllez es una de cuatro “presas políticas”, de 40, incluyendo hombres y mujeres, que son mantenidas en “aislamiento total” dentro de “El Chipote”, todas del partido Unamos.

Unamos es el antiguo Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fundado en 1995 por la exguerrillera y otros connotados sandinistas disidentes, como el “Cervantes 2017”, Sergio Ramírez, y el también considerado “preso político” con medidas cautelares de la CIDH Hugo Torres, exguerrillero que en 1974 arriesgó su vida para liberar de la cárcel a Ortega.

Los familiares estiman que la también exministra de Salud, cargo que ocupó durante la primera era de gobierno sandinista (1979-1990), de contextura delgada, ha perdido más de diez libras de peso, y su piel blanca ahora está “más pálida”, debido a la falta de sol.

Téllez fue capturada el 13 de junio pasado, en medio de un fuerte operativo policial en una zona semi rural, que incluyó espionaje con drones, según uno de los últimos detalles que informó la exguerrillera, minutos antes de su arresto, que Unamos calificó de “violento”.